Chapitre six

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Soobin regresaba a su apartamento
tranquilamente, el día había sido bastante tranquilo, una de sus profesoras faltó así que pasó su tiempo libre charlando con sus amigos y pensando en que estaría haciendo su pequeño compañero solo en casa.

Al abrir la puerta de su hogar un fuerte olor a quemado junto con una gran nube de humo fue lo primero que lo recibió. Casi al instante un pequeño de mejillas regordetas se asomó, estaba cubierto de cenizas y tosía constantemente. El mayor se acercó preocupado al menor para comprobar que estuviera bien.

"Pero qué rayos pasó aquí?" Soobin sacó al menor del apartamento para que pudiera respirar mejor.

"Es que tú dijiste que te gustaban los pasteles de arroz, y quise cocinartelas como agradecimiento, pero creo que terminé incendiando la cocina... ;Y tambor se quedó adentro!" El menor estaba casi llorando mientras escribía, él solo quería cocinarle a su hyung.

"Hey, todo está bien, ¿sí? Al menos no incendiaste todo el edificio". El mayor le sonrió para tranquilizarlo. "Esperemos a que el humo se quite y vamos por tambor, tú tranquilo y yo nervioso".

Yeonjun se encontraba abrazando fuertemente a su peluche sentado en la cama de su hyung, según el mayor la cocina se encontraba bien, menos la carne, que paso de ser comida a polvo negro.

"Mira el lado bueno, tambor no se quemó :D" El menor lo vió con un puchero en sus labios y apretó más el peluche contra si.

"Es muy tierno de tu parte querer hacer ese gesto para mí, y no importa si la comida se quemó, con el solo hecho de saber que lo hiciste con buenas intenciones es más que suficiente". Soobin se acercó para poder darle un abrazo y repartir caricias en su cabello.

Nadie en sus 21 años de vida le había hecho ese tipo de gestos, y le parecía adorable que su menor se tomara la molestia en intentar hacer algo para él a pesar de no saber nada sobre cocina.

"Ah, realmente eres muy, muy, muy bonito, pero no vuelvas a hacer algo como eso.
El pato rostizado es rico, pero prefiero tenerte tal y como estás".

El rubiecito se encontraba jugando con su peluche mientras miraba a Soobin haciendo alguna de sus tareas

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El rubiecito se encontraba jugando con su peluche mientras miraba a Soobin haciendo alguna de sus tareas. Su mayor era realmente lindo tanto por fuera como por dentro, su sonrisa era de sus cosas favoritas, sobretodo cuando se le marcaban hoyuelos en sus mejillas.

Él no era creyente del amor a primera vista, según su manera de pensar, más que amor era atracción por el físico de la otra persona.
Pero su hyung tenía algo en especial, como una pequeña chispa que te atrae y te hace saber que todo estará bien a su lado.

Tal vez no era amor lo que sentía, pero el tiempo decidirá que destino tomará su relación.

poussin ; soojun Donde viven las historias. Descúbrelo ahora