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Si esta fuera una de las historias que le gustaban ha Heather cuando era pequeña, seguramente empezaría con un "Érase una vez, una princesa que vivía en un castillo" e independiente de la trama acabaría con un "Y vivieron felices y comieron perdices", pero no era una historia donde al final de todo la princesa acabaría con el príncipe y se enfrentarían juntos a peleas, dragones y varias adversidades. Era la vida real, y era una adolescente de apenas dieciséis años.

La adolescencia es como una tormenta de sentimientos donde nunca sabes lo que te vas a encontrar y solo si eres realmente fuerte logras superarla. Tu historia comenzaba a escribirse y comenzaba a ver el mundo con tus propios ojos y a juzgarlo. Quizás ese era el problema, que todos empezaban a juzgarse ya no solo a personas externas a ti , si no a ti mismo. Era como un juego adictivo, y una vez que entras al juego de auto juzgarte no hay vuelta atrás, ese era el principal problema de Heather, se veía a sí misma con ojos demasiado críticos, no es que tuviera una mala vida, pero no podía evitar compararse con el resto del mundo "Ella es más linda que yo" "Ella parece más interesante""Ella es más divertida que yo" "Ella tiene una linda sonrisa, no como la mía", tampoco podía evitar preguntarse por qué sus amigas seguían estando con ella si no tenía nada que ofrecer. Ni siquiera era importante, o al menos era lo que se decía a sí misma cada noche, sobre pensaba todo y ni podía evitarlo, estaba en su naturaleza y no recordaba cuándo comenzó a hacerlo,solo lo hacía

Esa mañana era fría y nostálgica, Heather estaba de camino al instituto. Era un martes silencioso, aunque sus propios pensamientos hacían que no fuera tan silencioso. Al llegar sintió la sombra de la soledad, pero le gustaba estar sola. No sentirse sola, eso a nadie le gustaba.

Se sentó en un banco que había cerca, y mientras sus pensamientos la invaden una sombra se fue acercando cada vez más a ella, Heather no se inmutó ,porque sabía quien era. Michelle, su mejor amiga y también la fuente de todas sus inseguridades, porque no podía evitar compararse con ella. Era tan perfecta que daba asco, y se odiaba por pensar eso de ella teniendo en cuenta que había sido una de sus primera amigas y también una de las persona más importantes de su vida. La había conocido un día de clase, ella acababa de mudarse de ciudad y de colegio, le habían hecho presentarse y en medio de todo el ruido, Michelle le guiñó el ojo. Desde ese día Heather y Michelle se habían vuelto inseparables, siempre juntas, y eso hacía que Heather se sintiera mejor.

-¡Coco!- Michelle llamaba "Coco" a Heather por una extraña razón que ella no llegaba a comprender.

-Michelle- contestó ella con menos pasión. Michelle se acomodó a su lado y apoyó su cabeza en el hombro izquierdo de Heather, recostandose en ella. A Heather le gustaba esa sensación de seguridad que podía llegar a transmitir Michelle. El tiempo pasó y el silencio entre ellas era el mismo que el de antes, aunque a Heather no le molestaba. Además escuchar la respiración de Michelle se le hacía tranquila, y aunque suene raro, le relajaba.

Una sombra no silenciosa se les acercó. Si fuera una de esas historias románticas o con finales felices, Heather lo determinaría como "Su príncipe azul", Jack, era su amigo desde hacía cuatro años y llevaba dos años enamorada de él, Jack muchas veces le había demostrado que él solo la veía como un amiga. Y quizás era mejor así, solía pensar Heather, él era demasiado para ella ¿Cómo iba a fijarse en ella? Se decía.

Jack se sentó al lado de ellas, ya se había acostumbrado a verlas así, por lo que no decía nada, solo se sentaba. Jack tenía el pelo revuelto como de costumbre y una sudadera negra que a Heather le encantaba, el pelo rubio y castaño de Jack hacía que sus ojos fueran todo un espectáculo, unos ojos color miel que invitaban a soñar y en esos sueños Heather se encontraba feliz y segura de sí misma, se veía con Jack, felices, pero esas palabras no eran compatibles con Heather. "Felicidad" hacía mucho tiempo que no tenía de eso, ya no recordaba cómo se sentía eso. Había estado contenta muchas veces, pero al final siempre regresaba ese sentimiento horrible que a pesar de todo, se había vuelto una gran compañía para ella. Heather sintió poco a poco cómo Michelle se iba levantando,Michelle se levantó y se echó encima de Jack. Heather se quedó quieta y los miró. Otra parte de ser Heather era su desconfianza. Era tanta esta que nunca le había dicho a Michelle lo que ella sentía por Jack, y lo prefería así.

Jack y Michelle se separaron y se echaron encima de Heather, dándole un abrazo grupal. A Heather le incomodaban ese tipo de abrazos, sentía que ella estaba de más, y a pesar de sentirse incómoda nunca decía nada. No quería arruinar a los demás, con sus problemas mentales.

Después de unos segundos soltaron a Heather y se encaminaron al instituto, ese lugar donde pasas casi la mitad de tu día ahí y donde las personas que hay ahí, se convierten en un lado muy importante de tu vida, son casi como tu familia y compartes momentos que se quedan en tu mente para siempre, sean buenos o malos. Jack se alejó un poco de ellas para saludar a su amigo Mateo, este se acercó a ellas y les saludo con un leve movimiento de mano, aunque Heather sabía que Mateo estaba enamorado de Michelle y que la amaba secretamente. Lo había notado en sus miradas, en su forma de sonreír al hablar con ella... Heather lo sabía bien, porque hacía lo mismo al sonreír al pensar en Jack, o al mirarle. Le daba un poco de pena Mateo porque era como verse en una parte reflejada en él. Se encaminaron y al entrar por la puerta no pudo evitar preguntarse "¿Alguna vez seré capaz de descubrir cómo se siente no ser yo?"

HeatherOù les histoires vivent. Découvrez maintenant