🅨︎🅞︎🅤︎ : [ OC One-Shots ]

Koharu : "Hacerse Ver"

꧁ fem reader || fluff ꧂

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Se acercaba un día especial.

Una fecha dedicada a la celebración del amor y la amistad, y como no tenías de lo primero, te tocaba festejar de lo segundo.
Y aunque faltaba un poco, ya se percibía el aroma a flores en todas las calles, con reposterías o sin ellas; el sabor invisible a chocolate que acariciaba la lengua; y las mariposas bailando en el estómago. Oh, no, eso último no era ningun bicho alado, eran ganas de vomitar. Te había caído mal el almuerzo y ahora te encontrabas indispuesta. Por eso, Naoka te acompañó al baño de la academia antes de retomar las clases.

-¿Te sientes mejor, _____-san?- preguntó con delicadeza, mirando como enjuagabas tu rostro.

-Si, sólo fueron náuseas, ya pasó- dijiste, tranquilizandola- ¿Qué hora es?

La peligris sacó su celular de su bolsillo, lo prendió y leyó los números que se desplegaban en la pantalla rota.

-Faltan 4 minutos- avisó, haciéndote entrar en pánico.

-¡Mierda! Démonos prisa, Honguito- tomaste a la chica de la mano y saliste esprintando del baño cómo una veloz ráfaga de viento, llevándola contigo.

Intentando seguirte el paso, ella miró de nuevo su móvil, y sus ojos se clavaron en la fecha a la esquina de la pantalla por enésima vez en el día.

"Dos días" , pensó, dejándose llevar por el jalón en su mano.

Llegaron cada una a su salón en el último segundo, con la respiración agitada y el sudor escurriendo por sus frentes.
Tus compañeros ni voltearon a mirarte, habiéndose acostumbrado a que llegaras a horas variadas, a veces excesivamente temprano, a veces demasiado tarde.
En Estudios Generales, por otro lado, las cosas eran diferentes. Era extraño que la inteligente pero tímida estudiante, arribara haciendo tanto escándalo, por lo cual, sus compañeros la miraron con la confusión pintada en sus expresiones.

La ojimorada se sintió pequeña ante las miradas de sus pares, más pequeña de lo normal, y sus mejillas se tiñeron de rojo ante la vergüenza de ser observada por tantos ojos.

-L-Lo siento...- susurró con nerviosismo, para luego tomar asiento junto al tenebroso Shinso Hitoshi, quién le dedicó una mirada exhausta pero intimidante.

Se sentía aterrada por aquellos a su alrededor que por primera vez volteaban a verla. Aún siendo la mayor entre ellos, sabía que estaba al fondo de la pirámide jerárquica, sin ninguna capacidad de liderazgo o de alzarse por su cuenta en general.

Naoka Koharu no sabía cómo hacerse ver, y por eso, cuando más de dos ojos se posaban sobre su insignificante figura, se sentía invadida.
Sin embargo, entre el interminable mar de ojos curiosos que era el mundo, existía un único par que siempre la hizo sentir de forma diferente.
Pupilas profundas como un abismo, rodeadas de un color hipnotizante, pestañas negras y firmes como los barrotes de una celda y el vacío blanco que cubría todo lo demás.

Describirlo era estremecedor, pero verlo era un cuento diferente. Incluso con los adjetivos tan convencionalmente espantosos que se usaban para nombrarlos, a ella le parecía que eran los ojos más hermosos que existieron jamás y que existirán nunca, y por eso, por primera vez, realmente quería que esos ojos la miraran de la misma forma que ella los miraba a ellos.

Así que, en lugar de prestar atención como usualmente hacía, se dedicó a escribir, a plasmar su huracán de sentimientos en una hoja de papel, incluso si al final no se la entregaba a quien poseía aquellos ojos.