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Natasha odiaba la playa, ciertamente, cualquier cosa que tuviese que ver con el calor; suponía que era porque se había criado en Stalingrado y de alguna manera, su cuerpo se fue acostumbrando al frío, hasta que llegó a Nueva York y todo se fue a la mierda.

Bucky se había empeñado en poner aire acondicionado en la casa y cada verano iban de vacaciones a Alaska. Era un lindo detalle suponiendo que él era un chico de ciudad, acostumbrado a broncearse y los bañadores coloridos. Es una suerte que en ese momento, James este de viaje en Oklahoma, de ser distinto, no sabría cómo justificar su ausencia.

Levantó los visores y echo un vistazo al rededor de donde estaba. No había nada fuera de lo común, se ubicaba lo suficientemente lejos de el área concurrida que casi le era agradable la soledad y el silencio. Yelena había insistido en qué usará un traje de baño para pasar desapercibida y para que estuviera más cómoda, sin embargo, a Natasha no le interesó nada de lo que dijo porque Yelena no podía darle órdenes, ella era la jefa, qué le pasa.

-¿Ves algo?

La estática atraves del auricular comenzó a oírse, seguido, la voz de Yelena responde-: No, según las cámaras estuvo aquí hace media hora. Tal vez este surfeando o esté en el yate que sarpo hace cinco minutos.

Natasha suspiró dejándose caer en el asiento de plantas que acomodó para ella.

-Acabo de activar las alertas aéreas-la rubia vuelve a decir-, si veo algo te avisaré de inmediato.

-De acuerdo.

-De todas formas, la playa de ese lado está totalmente sola, no te preocupes por los civiles.

-Esto será sencillo-Nat saca una bolsa de frituras y se da el tiempo de disfrutarlas-, ordena una botella a la habitación.

Yelena está en un bar cerca de la playa, monitoreando el área que rodea a Natasha y aunque Natasha le dijo que no se mostrará públicamente con el ordenador, la rubia simplemente hizo caso omiso; hoy más que nunca quería beber. Busca en su ordenador el yate que acaba de zarpar y los tripulantes que van arriba; la lista es privada así que está claro, en el va RJ.

-Esto de jugar a la luna de miel de un par de lesbianas me gusta-Yelena menciona, empinándose su trago y después, le envía las coordenadas del Yate a la pelirroja-, sabes que no me gusta llamar la atención. Eso es más tu estilo.

Nat hace una cara de ofensa, aún cuando la rubia no podía verla.

-¿Qué dices?-Natasha revisa la ubicación y después, vuelve a los visores hacia el mar-. Yo no soy así.

-Tienes una oficina de cristal, llegas dando taconazos en los azulejos y bajaste del avión con un sombrero a lo Lady Gaga-Yelena ríe y Nat rueda los ojos-. No me hables sobre pasar desapercibida jamás.

-Como sea-la interrumpió en cuanto divisó algo a lo lejos, sobre el agua. No va a negarlo, se emocionó-, creo que veo algo.

Por otro lado, Clint caminaba con el celular en la mano y los manos libres puestos, a la orilla de un bar cerca de la playa. Bucky le había insistido en qué no hiciera nada estúpido.

-Amo la playa, estuve un tiempo en California con un equipo designado por Nick-Clint abrió la puerta del bar y fue inmediatamente a la barra a pedir su trago-. Nos hacíamos llamar Los West Coast, casi logramos pasar desparecidos como un equipo de voleibol.

-No me interesa.

-Bobbi y yo estábamos a cargo del equipo, era como jugar a la casita.

-Clint, en serio-Bucky soltó un suspiró exasperante-, no me interesa nada de lo que dices.

Mr and Mrs Barnes » buckynatWhere stories live. Discover now