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Por la mañana apenas y se dirigen la palabra tras un par de movimientos meramente cotidianos. El desayuno ha sido tan remoto y simple; solo ha sido un par de tazas de café y un plato de fruta picada, ambos lo han preparado juntos sin planearlo porque es la rutina, y ambos están tan enfrascados en ella que no les molesta en lo absoluto hacer lo mismo todos los días.

Se duchan, se lavan los dientes y se mueven mecánicamente dentro de su habitación.

James busca en el armario su gabardina para ir al trabajo mientras Nat se está haciendo el peinado frente al tocador, rodeada de polvos brillosos y aromas dulces, envuelta en su bata de baño. Se dirigen la mirada a través del espejo, pero jamás dicen algo al respecto.

— Recuerda que los Pym nos invitaron a su reunión — James escucha que le dice la pelirroja y vuelve la cabeza hacia ella, que ahora está poniéndose los pendientes —, prometimos ir.

— Trataré de llegar a tiempo.

— Bueno, yo también.

— ¿Qué es lo qué están festejando está vez? — pregunta Bucky y Nat ríe un poco, porque sabe que los Pym celebran todo el tiempo, cualquier tontería, son realmente irritantes —, déjame adivinar, Hank descubrió que mezclar azul y amarillo da verde.

— No me sorprendería — le dice divertida y él puede jurar que no la había visto en ese plan desde hace varios días —, pero creo que es el cumpleaños de la pequeña Nadia.

— Bueno, tendremos que llevar regalo ¿Qué le puedes obsequiar a una bebé millonaria?

— No tengo la menor idea, no es como si hubiese obsequiado muchas cosas a bebés millonarios — el comentario sale incómodo —, o como si tuviera un hijo para saberlo.

El tema del bebé es otro caso y es el más molesto al parecer. Además de incómodo, porque James ha querido una familia y Natasha no quiere dársela porque no está lista y porque claro, ella no quiere ser madre, para James eso fue simple de entender y estuvo bien mientras tanto. No tienen ningún problema con el no tener familia, Nat no quiere una tampoco y James puede vivir con eso.

—No hay regalo, entonces.

Una vez listo, el castaño se acerca a ella por la espalda besando castamente la mejilla perfumada de su esposa, algo que incómoda a Natasha por la cercanía, que se aparta apenas, mirándolo de reojo.

— Que tengas un buen día en la oficina, cariño.

— Lo mismo digo, Batman de las computadoras.

El apodo hace que Natasha frunza los labios y no diga nada al respecto, porque bueno, es el peor apodo que le ha escuchado decirle. Sobre todo porque a James se le da muy bien apodar gente y no entiende cómo es qué perdió el toque para con ella. Finalmente, lo ve marcharse a través del espejo, dejando atrás un rastro apestilente de loción para después de afeitar.

Y no es hasta que está segura de que Bucky ha dejado el condominio que va por el traje que caracteriza a las Viudas y se enfunda en él, cerrando las cremalleras abiertas e inmediatamente va por las botas que están escondidas en su armario, en una caja desplegable de la madera en un rincón; después de que está vestida, presiona un botón al lado de la esponja del tocador para que un arsenal se muestre detrás del espejo, como una segunda pared. Toma lo que necesita y vuelve a dejar todo como estaba, para que James no comience a dudar y todo se vaya a la mierda.

Tiene una cita y ya va tarde.

Se conecta el auricular a la oreja e inmediatamente, sabe que comienza su trabajo. Mónica inmediatamente se hace notar a traves de él, llamándola por su nombre de agente.

Mr and Mrs Barnes » buckynatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora