03

187 16 4
                                    

Algo de lo que nunca han estado orgullosos durante su trayectoria como mercenarios  es el juzgar la fachada de la gente con la que se presentan. Pero en este trabajo es elemental analizar a cada persona que se cruce en su camino para descartarlos como posibles "amenazas".

Los ojos azules de Bucky analizan todo a su alrededor, sin perder detalle de lo que ocurre en cada esquina. Tal vez es lo peor de hacer lo que hace, es decir, siempre estar alerta, pues durante toda su trayectoria como asesino a sueldo ha ganada un par de enemigos que desearían tener su cabeza bajo tierra. Y Natasha hace lo mismo, pero sin ser tan atrevida.

—Dios, Nat... Me encanta tu blusa—rápidamente, Janet se acerca para besar la mejilla de ambos en forma de saludo— ¿Quieren beber algo? Le diré a Henry que les preparé un trago.

—Creí que era una fiesta infantil.

Nat codea a Bucky, mientras le lanza una mirada para que sea un poco más cortés. A la mujer de cabellos castaños, el comentario de James no hace más que darle gracia; luego el matrimonio Barnes observa como la anfitriona de la fiesta niega entre risas mientras los guía entre la gente. El vestido entallado amarillo chillón que trae puesto Janet la hace resaltar entre todas las demás mujeres de alta alcurnia que los acompañan esa noche.

—Nadia está con la niñera, Hope está con sus amigas y Hank y yo nos vamos a divertir, nos lo merecemos—pronto, la mano desnuda de Nat se encuentra rodeada de los dedos de Janet, cubiertos de anillos relucientes y que tal vez, valgan más de lo que cuesta el Cadillac de James—. Querido Jimmy, porqué no vas con Hank y los chicos y dejas que Nat vaya con las chicas y conmigo.

Entonces, por primera vez en la noche, Natasha voltea a ver a James sin que parezca obligada a hacerlo. Él encuentra en sus ojos algún tipo de súplica para que no la deje ir, porque sabe que Nat nunca ha encajado con estás mujeres y que no podría estar hablando durante horas sobre qué bolso combina mejor con la ropa costosa que hay en su guardarropa ni tampoco aguantará lo suficiente para escucharlas hablar sobre las últimas novedades de los logros de sus maridos.

Pero antes de que James pueda replicar para salvarla, se encuentra con que Tony Stark le rodea el cuello y tira de él hacia el minibar y pierde entonces cualquier contacto visual con su esposa. Janet también tira de Nat e involuntariamente a propósito la sienta entre las otras mujeres y sus apestosos aromas a perfumes europeos.

Nat se ha visto obligada a investigar a sus vecinos, así que aunque aquellas mujeres no la reconozcan, ella sabe muy bien hasta a qué hora salen a tirar la basura. Sabe que aquí hay problemas de champaña, aunque también sabe que estás personas son inofensivas a comparación con lo que se enfrenta normalmente.

Así que mientras trata de responder las preguntas a las que la someten aquellas mujeres, observa como a James le va mucho mejor que a ella, quién además de soportar estás mujeres, ahora también tiene que escuchar como la pequeña Nadia llora incontrolablemente en los brazos de su niñera.

—Nat, ¿puedes encargarte un segundo de ella?—Natasha abre los ojos, dispuesta a negar a la bebé.

—Estoy bebiendo, lo siento yo no-

—Por favor, solo serán un par de segundos— sin embargo, Janet tiene una charola con copas en ella y necesita dejarla en algún lado antes de cargar a la pequeña.

La pelirroja carga a la bebé y antes de lo que planea, la pequeña castaña está balbuceando y parece calmarse al verla. Incluso escucha que una de las chicas presentes dice algo como: Que lindas se ven.

Y Bucky, que ha observado todo, solo atina a sonreírle a su esposa en cuanto ella descubre que la estaban mirando. Que cosa más incómoda.

Cuando vuelven a casa, Natasha se saca las zapatillas y va directamente a la cocina por una copa. Su cuerpo agradece el alcohol y lo recibe de buena manera. Bucky solamente se queda parado mientras se deshace de su ropa de camino a la cama.

Mr and Mrs Barnes » buckynatWhere stories live. Discover now