Capítulo 25

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"Somos como lápices de colores"

NARRADOR

View recibió la peor noticia de su vida de la boca de su propio padre. Inmediatamente sus sentidos y extremidades dejaron de responder a su cerebro y su mente se desconectó debido al shock. Bird, su amado Bird, estaba muerto. Lo habían asesinado. Lo peor de todo es que ella misma lo había ocasionado, había contribuido para su ejecución. El dolor y la culpa la golpearon como nunca y se convirtieron en su verdugo.

Aun así, de sus ojos no salieron lágrimas, ni brotaron sollozos, no se vio ni la más mínima pizca de demostración de desconsuelo o llanto. Simplemente se dejó caer, dejando de sentir y de vivir también. En ese instante View murió en vida sin dejar que su corazón dejara de latir. Se encerró en su cuarto y fue hasta las gavetas donde había sepultado el collar que le regaló su amado y en un intento torpe de dejar de respirar, intentó tragárselo.

No se lo iba perdonar nunca y no lo iba olvidar jamás, pero el error ya estaba hecho. Bird había muerto. No había forma de ir en reversa o retroceder el tiempo. Él ya estaba muerto y él líder Phuri, quién había ordenado su ejecución seguía con vida. Escupió el collar en su mano y lo miró detenidamente, observando cada detalle y simpleza del collar e ideando un plan.

Phuri Chittsawangdee... El nombre del asesino de su amado Bird. Ella se iba encargar de devolverle el mismo dolor. Después de eso se reencontraría con su amor, no le importaba nada más. Ya no le quedaba nada. Sólo tenía un motivo para seguir con vida: La venganza.

Los enemigos de la familia principal no hacían sino aumentar y mientras sus detractores intentaban destruirla, la destrucción ya había comenzado desde el interior de la primera familia. La familia principal se estaba quebrantando y pronto un nuevo mandato se alzaría sobre ella y sobre las restantes. Todo el sistema de castas estaba a punto de cambiar para siempre. En ese mismo momento, padre e hijo lucharían a muerte por el liderazgo.

¿Qué tiene el poder que enfría corazones y destruye lazos?



En una zona departamental dentro del sistema


Chimon se bajaba del auto de Sing con una corazonada. Sentía algo incómodo el palpito del pecho, como avisándole que algo malo había sucedido durante su ausencia.

— Chim, Chim — lo llamaba Sing — ¿Qué pasa? ¿No vas a entrar? — preguntó al ver a al chico parado en la entrada de su edificio sin mover un solo músculo.

— Siento algo feo — murmuró ella en voz baja — Hablamos luego Sing y recuerda, debemos mantenerlo en secreto.

— Será difícil cuando los demás empiecen a preguntar — bufó el mayor — Aún lo estoy procesando — dijo con una mirada distante — Me avisas como sigue tu hermano. Entra ya o te regañarán.

— Sí — el menor asintió — Bueno, estamos hablando. Nos vemos — Chimon metió la cabeza por la ventana del auto para darle un incómodo beso de despedida a su amigo.

Sí, Sing seguía siendo solamente eso, su amigo. Ellos no habían avanzado más en torno al título de su relación. Aunque se habían besado ya en un par de ocasiones, ninguno se animaba a decir algo después. Chimon estaba enamorado, se había enamorado de hecho muy rápido, pero no quería ser él quién diera el primer paso... Por otro lado, Sing nunca había sentido por una persona lo que sentía por Chimon. Y es que ese era el problema, Chimon era menor. No quería lastimarlo, ni mucho menos aprovecharse de él, sabía que el muchacho era demasiado para él.

No es fácil || OhmNanonWhere stories live. Discover now