Capítulo 38

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"Huir, escapar, sobrevivir"

OHM

Mi corazón late desenfrenado, mi pulso está disparado y siento que la sangre circula rápido por mis venas. La adrenalina inunda mi torrente sanguíneo y la desesperación por mi familia incrementa mi fuerza. Muerdo la yugular de mi contrincante, asegurándome de desangrarlo hasta la muerte y lo arrojo lejos en el momento exacto que otro rival se planta justo enfrente para atacarme. La pelea es brutal y sangrienta. Ese lobo albino tiene mucha fuerza. Intenta clavar sus colmillos en mi garganta a la vez que me retiene con las patas presionando sobre mi pecho. Logro quitármelo de encima de una patada y me incorporo rápidamente para acabarlo. Pero no lo hago, porque alguien más lo hace por mí. Reconozco su aroma y su pelaje. Es Jin.

Nos comunicamos unos segundos con ayuda de gruñidos y hacemos pareja para seguir atacando a los malditos puros. Son demasiados. Todos los agentes betas han sido asesinados. Es imposible luchar con un puro cuando estás en tu forma humana. La única manera de hacerlo es con la transformación y, aun así, ellos nos siguen superando en número y fuerza.

Son más rápidos, más certeros y letales. Son auténticos animales, unos despiadados salvajes. No tienen compasión alguna. No les importa atacar a ancianos, mujeres y niños. Los destrozan literalmente y juegan con sus cuerpos. Es repugnante. En medio de la feroz pelea entiendo que, si llego a sobrevivir a esto, ya nada volverá a ser igual. Porque es seguro que la mayoría de las personas que asistieron a mi boda estarán muertas.

Nanon, mi amor... Por favor, mamá. Tienes que sacarlo de aquí, tienen que huir. Ambos deben sobrevivir. Porque si yo muero luchando, solo ustedes pueden volver a restituir la familia principal. Porque yo dejé descendencia en mi esposo Nanon. Si no logro sobrevivir, mi hijo tomará el liderazgo y estoy seguro de que él vencerá porque es mío y de mi Nanon.

Un gruñido dolorosamente familiar me hace correr en dirección a la Gran Casa. Evado a los demás licántropos que se encuentran luchando entre sí y mandó a volar de una patada a dos que se interpusieron en mi camino. Mi mente está clara: Jin, Jin, Jin. ¿Cuándo se alejó tanto?

Agudizo mi vista y lo encuentro envuelto en un charco de sangre. Está vivo, gracias a la Diosa Luna. Cuando llegó a él, me doy cuenta de que toda esa sangre no le pertenece. Jin no está mayormente herido, pero si está aullando.

Es entonces cuando me doy cuenta de que está cubriendo un cadáver.

El cadáver de Jimmy.

Mi corazón se detiene un microsegundo y por mi mente pasan todos los momentos compartidos con mi pequeño primo. Desde el día en que lo cargué en mis brazos, hasta cuándo le enseñé a caminar, a hablar, cuando jugaba con él a las espadas y en mi despedida. Cuando me dijo que me iba a extrañar y me llamó con ese odioso apodo "baboso".

Mis patas ceden y me derrumbo ante su cuerpo mutilado. Le faltan dos extremidades: Un brazo y una pierna. Su rostro refleja el horror que vivió minutos antes de su fatídica muerte. Sus ojos bien abiertos aterrorizados, su boca vuelta una mueca de espanto, grandes rasguños en sus pequeñas y pálidas mejillas. Su hermoso trajecito teñido del rojo de su sangre.

Jimmy... No, yo... No pude protegerte. Lo siento. Lo siento. Gruño con todo el sentimiento, dolor, rabia, tristeza y la impotencia de no haber podido hacer nada. De haberla dejado desamparada y se enfrentara sola a esos malditos demonios. Era un niño, una dulce y alegre niño que sufrió la más horripilante y dolorosa muerte.

Malditos. ¡Malditos sean todos los puros! ¡Los mataré! ¡Exterminaré y desmembraré hasta el último de ellos! ¡Lo pagarán con su sangre! ¡Sufrirán el doble de lo que sufrió Jimmy! ¡Lo juro!

No es fácil || OhmNanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora