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¿Que es más patetico que tener veinticinco años y verse obligado a volver al colegio? Avisenme si encuentran algo porque por más que pienso nada me viene a la mente. Uno vincula la graduación con el hecho irrevolcable de no volver a pisar un instituto hasta que uno de tus estupidos y rebeldes hijos - seguramente con tantas cualidades desastrozas cortesia de mis genes- se metan en algún lío y tengas que asistir a tapar sus idioteces. Teniendo en cuenta mi genetica, tenía bastante claro que la descendencia estaba estrictamente prohibida para mi.

Entonces, ¿porque rayos estaba de pie frente a mi antigua secundaria?

Oh claro, por culpa de mi estupido culo pomposo que habia sido pateado tantas veces que en este momento estaba en peligro de extinción. A pesar de ser calificado como una mente brillante, mi boca se negaba a actuar con una pizca de cortesia. Las palabras salian de mis labios antes de ser procesadas por mi cerebro, lo que me habia costado más de un trabajo. Mi último cargo habia sido enseñando arte a niños de primaria, la falta de materiales y el abusivo uso de las aulas, me llevo a decirle unas cuantas verdades al director. Estuve sin empleo para el siguiente fin de semana.

Al parecer, por suerte para mi, la secundaria Western llevaba un seguimiento estricto de sus alumnos egresados. Lo que me llevaba a la respuesta de porque estaba allí. Cuando el director Jonhson fue informado sobre mi falta de talento para conservar un empleo, me ofreció un contrato de prueba de seis meses como profesor de artes. No era mi mejor opcion realmente, el lugar estaba lleno de bonitos retoños con padres forrados de dinero que podrian meterme en lios con solo chasquear sus dedos, pero no veia ningun otro camino. Además, trabajar en este lugar bañaria mi curriculum en oro para los demás centros de educación por lo que al salir no me faltarian ofertas de otros lugares.

La secundaria Western, además de ser uno de los edificios historicos más atractivos de Londres, tambien era de los más prestigiosos dentro del ambito educativo. De este lugar era de donde salian todos esos brillantes cerebritos que luego se internaban en laboratorios donde creaban curas para enfermedades seguramente nacidas de las mentes antes que ellos, artistas con altas probabilidades de ser el proximo Van Gogh, musicos que seguramente crearian melodias que competirian con las más finas simphonias, los idiotas pomposos con papis con tanto dinero como para pagar un lugar aquí dentro y gente como yo -aun sin calificación por causas obvias.

Acomodando la mochila con mis pertenecias sobre mi hombro, caminé por el pequeño camino pavimentado hacia las grandes puertas de roble del enorme edificio. Mi paso cansado y demasiado derrotado para mi edad me llevaron con lentitud hacia la entrada, el sonido de las rueditas de mi equipaje volviendome loco a cada metro que avanzaba. Dios sabia que no quería volver a ese lugar, mi vida habia sido una real tortura durante mis años de secundaria. Repitiendome una vez más los porques de mi decisión, levanté la mano y empuje la puerta, encontrandome cara a cara con un hombre robusto que actuaba de portero.

«Hablando de personas que se quedan en el pasado».

Rob, como el hombre se identifico, me informo que no podia vagar por los pasillos a mi voluntad por lo que me vi obligado a esperar al que sería mi guia, de pie en la puerta. No pasó mucho tiempo para que mi nombre resonara en los enormes y abovedados pasillos del instituto.

—¡Señor Malik!

Un pequeño rubio con aspecto de duende se apresuró hacia mi, tropezando con sus pies cada pocos pasos mientras me sonreia. Al parecer la torpeza no era un punto negativo dentro de las peticiones de ingreso a Western.

»—Siento haberlo hecho esperar. —se disculpó.

El fuerte acentó irlandes que se aferraba a sus palabras combinaba perfectamente con su palida piel decorada de pecas y sus pequeños ojos azules.

Intocable |Zarry|Where stories live. Discover now