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LOUIS.

Sentandome frente a la mesa de la cocina, miré distraidamente hacia donde Liam estaba. El castaño estaba girando alrededor de mi cocina en busca de las cosas necesarias para hacer el desayuno mientras Niall estaba ojeando un libro que tenia la impresión de que habia robado de mi biblioteca. Ambos seguian sin camiseta pero al menos habian tenido la decencia de conservar sus pantalones, yo por mi parte habia cubierto totalmente mi cuerpo en un intento de no desentonar. Tenia grandes problemas con mi autoestima que no estaba dispuesto a tratar en ese momento.

Estaba aburrido, lo aceptaba e iba a usar eso para excusarme por el hecho de estar mirando el trasero de Liam.

Niall me miró con una ceja alzada sobre el borde del libro y senti mi rostro colorearse. Baje mi mirada hacia mi taza de cafe, escuchandolo reir. Un beso cayo en mi mejilla y levanté la vista, encontrandome con sus ojos. Sonrió.

—Ten cuidado con eso, podria ponerme celoso. —susurró antes de inclinarse y dejar otro ligero beso en mis labios.

Abrí la boca para preguntarle por qué rayos estaria celoso pero el sonido del timbre me interrumpio. Lo miré un momento hasta que me hizo un gesto afirmativo y se alejo. Un último vistazo y me apresuré hacia el intercomunicador, apretando el botón para poder hablar con quien fuera la molesta persona que habia llegado a mi casa a molestarme.

—¿Quien molesta? —gruñí.

—¿Esa es la forma de hablarle a tu madre, niño irrespetuoso? —salte, literalmente, hacia atrás antes de caer de culo al suelo.

¡Joder! ¿Mi madre estaba aquí, que rayos hacia aquí la mujer? Se suponia que debia estar en Irlanda, bien lejos de toda mi mierda y de mi en general. No me malinterpreten, amo a mi madre pero ella puede ser un poco... pesada a veces.

Arrastrandome hacia la pared, me levante y volví a presionar el botón, dude un momento—. ¿Jay?

—¿Que otra madre tienes? —bufó—. ¿Me abres la puerta? Trixy tiene sed.

—Y tu padre esta cansado pero eso no le importa a nadie.

—¿Papá? —oh dios, el día comenzaba a ponerse mejor a cada momento, ¡Si!—. ¿Q-que hacen aquí? ¿Por qué vinieron?

—¿Has visto lo mal educado que es este niño? Ni siquiera nos ha invitado a pasar porque parece que para él más importante saber porqué sus pobres padres han viajado kilometros para verlo. ¡Ya digo yo que deberiamos haberlo abandonado en un orfanato! Las monjas le hubiesen dado una zurra si les hubiese contestado de esa manera.

Si, allí iba la perorata sobre abandonarme en un orfanato que habia escuchado desde que era un niño. Era extraño que no hubiese salido con un trauma tan grande que me hubiese impedido ser una persona normal, o al menos medianamente normal.

Rodando los ojos, aprete el botón para dejarlos pasar antes de arrepentirme. Ni siquiera dos minutos despues dos golpes cayeron sobre la puerta principal antes de que la misma fuera abierta sin esperar respuesta. Si, amaba cuando mis padres venian de visita, era como tener al Los Animaniacs acampando en mi departamento.

—¿LouBear? —mamá llamo desde algun lugar cercano a la cocina.

Miles de luces rojas de advertencia se encendieron en mi mente al recordar a las personas en mi cocina. Bueno, mierda. Girando sobre mis talones, corri por el pasillo de nuevo a la cocina, chocando con la espalda de mis padres quienes miraban a Niall y Liam como si fuesen aliens.

—¿Lou, bebé, por que hay dos hombres semidesnudos en tu cocina? —mamá hablo por el borde de la boca.

—Bueno... ellos... ellos son... —tartamudee pateticamente.

—¿Si?

—Deja al chico en paz, Jay —papá pidio—. Yo a su edad salia con tantas chicas que no podria recordarlas a todas, cuando venian en par solo era mejor.

—¿Perdón? —parpadeo hacia él.

El hombre sonrió con dulzura—. Pero nadie mejor que tu, amor, tu fuiste mi mejor apuesta, jamás me arrepentiria de ello.

—El que quiera un cerdo que te compre. —masculló, acercandose a los dos chicos que los miraban entre divertidos y confundidos. Observé con horror como mi madre extendia la mano hacia Niall—. Soy Jay, la madre de Louis, ¿y ustedes son...?

—Niall Horan.

—Liam Payne.

Ambos susurraron su nombre mientras estrechaban su mano, como si no supieran exactamente lo que debian decir ante ella. No todos los dias se veia a una mujer con un vestido floreado, sombrero de ala ancha y un perro verde bajo el brazo. Habia que darles un punto por no haber salido corriendo ante la menor oportunidad. Yo tenia ganas de correr tan lejos como mis pies pudiesen llevarme y habia vivido con ella por dieciocho años.

—Bien, ¿y ustedes que son de mi niño? —presionó.

—Ellos son... —me corté, dandoles mi mejor sonrisa en un intento de distraerla—. ¿Que hacen aquí?

—Veniamos a visitarte pero creo que tu ya estas ocupado con tus amiguitos de juegos —mamá arrastró las palabras, dedicandome una extraña sonrisa burlona.

Mi rostro se incendio—. ¡Mamá!

—Vamos, Louis, aquí todos somos grandes —aseguró—. Además, creo haber tenido la charla de sexo seguro contigo. Si, si la tuvimos, dos veces si mal no recuerdo. Fue interesante revivir todo eso para chicos gays.

Bien, en ese punto no me diferenciaba en nada a una manzana. Recordaba la maldita charla bastante bien. Mamá me habia sentado en la mesa de la cocina con una copia del kamasutra gay y se habia tomado su tiempo para explicarme cada posición, dos veces. Y no se habia molestado en detenerse a pensar palabras bonitas, ella habia sido directa en todo sentido con ello.

Les hice una seña a ambos chicos para que se largaran a vestirse mientras intentaba salvarme de un bochorno peor. Ambos se disculparon rapidamente, apresurandose hacia la puerta. Miré a mamá con el ceño fruncido, dandome cuenta de que estaba mirando con atención sus cuerpos—. ¡No los mires!

—Oh, bebé, no seas celoso —pellizco mi mejilla—. Que yo ya estoy atada con la molestia con la que decidi casarme.

—Yo tambien te quiero, Jay. —papá murmuró antes de sentarse frente al desayunador.

Mamá dejo a Trixy en el suelo y me miró—. Bueno, supongo que tus novios se quedaran a desayunar con nosotros así que voy a hacer el desayuno.

—No son mis novios.

—Amantes, amigos con derechos, los que te meten mano —se encogio de hombros con naturalidad—. Como quieras decirles, tesoro, esta bien por mi.

Miré hacia ella totalmente avergonzado antes de tomar mi telefono y salir de la cocina, marcando rapidamente y llevandomelo al oido—. ¡Necesito que vengas ahora! —chillé cuando contestaron—. Mis padres vinieron de visita.

—Tengo clases que dictar, Louis, no puedo simplemente dirigirme a tu casa y...

—¡Me importa una mierda, negro! —chillé antes de bajar el tono a un ruego—. Necesito que vengas. Liam y Niall estaban en la cocina y mamá los vio y... creo que si más sangre se acumula en mi rostro moriré pronto.

—No puede ser tan malo.

—¡Les estaba mirando el culo, Zayn!

Hubo silencio por un momento antes de que una carcajada traspasara la linea—. Oh dios, amo a tu madre.

—Y yo te odio a ti. —masculle—. Muevete antes de que comience a hablar sobre como me asuste cuando tuve mi primera erección.

—Adoro esa historia. —rio.

—¡Zayn!

—Bien, no te alteres —pidio—. Daré una excusa y estaré allí pronto.

—Gracias —suspiré antes de que una idea se me ocurriera—. Trae a Harry, mamá amara a ese chico y tal vez se olvide de que existo.

Antes de que pudiese contestarme, corte. Que dios me ayudara con esto porque seguro iba a arrancarme el pelo sino lo hacia.

Intocable |Zarry|Where stories live. Discover now