CAPÍTULO 7

23 4 0
                                    

Lyra

El olor a mar inundaba mis fosas nasales y mis sentidos se agolpaban. El agua del mar rompía en la orilla y deleitaba mis oídos su sonido. Mezclado con la música serena de los altavoces.

Me habían destinado a Honolulú unas semanas por trabajo de verano en un bar playero.

Sirvo la última copa a un grupo de chicos y regreso al hotel donde iba a hospedarme estos días. Arrastro mis pies descalzos por la arena, llevo las sandalias en mi mano derecha y el viento de la noche susurra mi nombre.

Llego a la habitación y me tumbo en la cama boca arriba, ni siquiera me molesto en deshacerme de la ropa y la oscuridad del lugar me atrapa, con el corazón a mil y una fatiga que le puede a mi cansancio, cierro los ojos y el sueño se apodera de mí.

El último anochecerWhere stories live. Discover now