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Ese mismo día se llevaba a cabo la graduación del tercer año de Kunugigaoka Junior High School, y como la escuela aún estaba ocupada por el Ministerio de Defensa, la ceremonia se llevó a cabo en el Centro Cívico.

Por su parte, la Clase E pidió a sus padres que les llevaran sus uniformes al viejo edificio para poder cambiarse su uniforme deportivo tipo militar por él y prepararse para ir a su graduación.

[Centro Cívico]

Todas las clases del tercer año estaban sentados en sillas, las cuales estaban agrupadas por clases. El Director se encargó personalmente de entregar los diplomas, comenzando con la Clase A y su hijo, hasta la Clase E.

– Akabane Karma –llamó un hombre.

– Sí –dijo levantándose.

Karma se acercó al escenario y subió a él, dirigiéndose a la mesa con diplomas y deteniéndose delante del Director. Gakuhō tomó uno de los diplomas con ambas manos y lo extendió al joven, felicitándolo primero.

– Buen trabajo este año, Akabane-kun. Tu profesor logró que no te metieras en problemas esta vez.

– Supongo –rió.– Gracias, Director.

– Y...sales con mi hija, ¿Verdad? –interrumpió, antes de que él tomase el diploma.

– Bueno... –sonrió nervioso.– No es nada oficial todavía.

– Hm, ya veo. Aun así, tú y yo vamos a tener una muy seria charla.

– Cuando usted quiera.

– Bien. Sólo te advierto que si recibo una queja de Tn, estarás en problema.

– No se preocupe, no la meteré en problemas ni nada.

– Perfecto. Felicidades nuevamente.

Karma tomó el diploma y, cuando el hombre lo soltó, hizo una reverencia eshaku; al levantar la cabeza, lo miró con una confiada sonrisa.

– Gracias...futuro suegro.

Gakuhō rió, pero con una vena marcada en su sien.

[Más tarde]

Tras la graduación, los jóvenes salieron al hall del lugar, para hablar con sus padres y/o compañeros.

Tn abrazó a su hermano con fuerza, apoyando su cabeza en el pecho de él. Asano rió y palmeó su cabeza con cariño.

– Felicidades, Shū-aniki.

– Gracias, princesa.

  La joven giró la cabeza para ver a los amigos de su hermano.

– Felicidades también, Ren-kun, Teppei-kun, Seo-kun, Natsuhiko-kun –sonrió.

– Gracias, muñeca –sonrió el castaño.

– Gracias –sonrieron los otros tres.

Los seis comenzaron a conversar animadamente, hasta que unos pasos apresurados y un par de gritos llamaron la atención; al mirar hacia las puertas, vieron a un grupo de desesperados periodistas entrar.


– ¡Clase E, unas palabras!

Karasuma se interpuso en medio de su camino, para detenerlos.

– ¡Este lugar está prohibido para ustedes!

Varios agentes del Ministerio de Defensa se acercaron también, para ayudar a retener a los molestos reporteros.

– ¡Cuéntennos acerca del monstruo!

Erotomanía 🎙 Karma AkabaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora