Capítulo 9

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Como Irina había enfermado durante el fin de semana, Honey tenía la obligación de atender el mostrador mientras ella se recuperaba. La tía Eleanor pensó que estaría nervioso y asustadizo por lo que pasó, pero se llevó una gran sorpresa al ver que su sobrino estaba brincando de la emoción. Honey seguía aún en la etapa de pura emoción cada vez que recordaba su beso con Malakai.

Jacob le hablaba por mensajes todos los días e incluso lo había agregado a un grupo de WhatsApp que tenía con los otros chicos. Honey estaba muy feliz; por primera vez sentía que estaba en un grupo de amigos que realmente lo quería. La última vez solo había sido engañado para ser el hazmerreir de todos los chicos populares, pero ahora sabía que sí podía contar con sus amigos.

Malakai también le envió mensajes a lo largo del fin de semana, aunque eran pocos debido a que se encontraba de visita en Canadá. Honey solo sabia que fue a visitar a un amigo, mas decidió no preguntar más. Se sentía fuera de lugar que estuviera metiéndose en la vida de Malakai.

El castaño se sentía bien con todo excepto ese extraño momento que habían tenido en el auto de Malakai. Era consciente de que sería extraño saltar a una relación con alguien a quien apenas conocía, pero a Honey le llenaba de emoción imaginarse que podría estar en una relación con alguien que no parecía odiar su aspecto.

Honey sacudió esos pensamientos lejos de su cabeza, sosteniendo una caja de cupcakes que su tía le había entregado hace varias horas para llevar. Tuvo que subirse en su vieja y desgastada motocicleta para salir, sintiendo el cuero del asiento desgarrarse por todo el tiempo que pasó desde su última entrega. La calle era tan aterradora que Honey era incapaz de aclarar sus pensamientos, así que esa era una ocasión bastante especial, al menos para él. Su tía quería que avanzara un poco y no había mejor momento que ahora, cuando sentía que podía confiar en las personas una vez. Más que nada, sentía que había personas a las que realmente quería darles su confianza y cariño.

Aún sonriendo, Honey alzó la vista al oír la campanilla sonar.

—Bienvenido a la pastelería de la tía Eleanor ¿En qué puedo…?

—¡Honey!

El castaño se ruborizó cuando Jacob se plantó frente al mostrador, sonriendo con toda esa extravagante personalidad que poseía. Honey tuvo que bajar la cabeza e ignorar los murmullos antes de sonreír nerviosamente. Luego extendió su mano para saludar a Jacob, pero el chico lo atrajo en un abrazo.

Sonrojado, Honey correspondio el abrazo de manera débil.

—¿Q-Qué haces aquí?— preguntó, susurrando para evitar la atención de los demás.

—¡Vine a visitarte!— exclamó Jacob.

Honey no pudo evitar pensar que era muy agradable tener a un amigo que se preocupara por él y pensara en visitarlo.

—Eh…¿q-quieres algo…? Ahm, los dulces están en oferta.

—¿Tú los haces?— cuestionó Jacob inclinándose sobre los paneles de vidrio que escondían aquellos deliciosos postres.

—N-No, solo ayudo a veces…— el muchacho desvió la mirada. —Pero solo hice ésto… ah, es una mini tarta de galletas oreo y leche.

—¡Ah, quiero tres!— chilló Jacob, dando saltitos de emoción. —Oh y tú deberías venir conmigo. Los chicos y yo vamos de compras.

Honey no supo qué responder.

—Yo…

—¡Él irá!— gritó la tía Eleanor desde la cocina. —Ve, Honey. Te mereces salir un rato.

—Pero…

—Yo cuido la pastelería. Solo ve.

Honey frunció el ceño durante unos segundos antes de suspirar.

Chubby Boy.Where stories live. Discover now