Capítulo 19

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—No podemos matarlos. —Fue la rotunda respuesta de Scott.

—¿Porque no?

—No es lo que hacemos. —declaro con tranquilidad—. Nadie aquí matara a Gerard o Monroy.

—Perdóname Scott. —hablo Aiden—. Pero no hables por nosotros, te recuerdo que nuestro alfa es Derek. No tú. En su ausencia, yo estoy a cargo, y digo que la propuesta de Davina no está mal.

Cora, Erica y Boyd asintieron dándole la razón a Aiden. Scott fulmino con la mirada a Aiden, volteando a ver a Davina con recelo.

—No los mataremos. —decreto con dureza.

—Scott... —comenzó Lydia.

—¡He dicho que no Lydia!

Davina miro con una ceja alzada a Scott indignada por el tono autoritario que había usado con su hija. Lydia volteo su cuerpo mirando directamente a Scott, había recelo en su mirada y con voz airada dijo:

—No eres mi alfa Scott, es Derek.

Scott miro con sorpresa a Lydia. Ella jamás se había declarado ser la beta de nadie, hasta ahora.

—Scott —llamo con tranquilidad Davina. Sintiéndose orgullosa de su pequeña—, es la única forma, trata de entender que...

—Lo lamento señora Diggory —interrumpió Scott con frialdad—, pero la respuesta es no. Se hará a mi modo. Y si no está de acuerdo entonces.... no necesitamos su ayuda.

Davina clavo su mirada en Scott con una expresión fría y sin emociones. La puerta de la entrada abriéndose fue lo que corto la densa tensión y silencio que comenzaba a formarse en la sala. Cristopher Argent entro con naturalidad y cansancio a la casa. Davina lo miro con curiosidad, percibiendo un olor diferente impregnado en la piel del cazador. Cristopher al verla se detuvo de golpe en la entrada de la sala, sorprendido.

—¿Qué haces aquí? —pregunto Argent un poco brusco ante su sorpresa. Aunque se alegraba mucho de verla, esperaba que tuviera noticias de Isaac.

—¿Tú que haces aquí? —pregunto Davina— ¿No se supone que estabas en Francia?

—Scott me llamo, dijo que había problemas. Llegue hace tres días. ¿Y tú?

—Anoche —respondió con indiferencia, ingresando a la mente del cazador, poniéndose al tanto sobre lo que Argent había descubierto en esos tres días.

—Escuche de Katerina que te metiste en una guerra con unos... ¿Wampis?

—¿Qué cosa? —exclamo Lydia impactada, mirando a su madre.

Davina se encogió de hombros, restándole importancia.

—No es una guerra —contradijo—. Solo es un desacuerdo, confundieron a una niña inmortal con una Vamoli.

Con un toque de preocupación en la voz Lydia pregunto:

—¿Y ya está resuelto? 

—Aun no.

—Es raro que estes aquí cuando aún no resuelves eso. —observo Argent con cautela, mirándola fijamente. 

Davina salió de la mente de Argent con una mueca divertida.

—Bueno, solo quise pasar a saludar en este lindo y bello día —hablo con sarcasmo antes de continuar con obviedad—: Lydia me llamo, ¿porque más vendría con tanta urgencia? —Davina camino lentamente hacia Argent mirándolo de abajo hacia arriba—, pero me pregunto, en dónde estabas tú, mientras ellos casi mueren a manos de tu padre.

Amore Perduto (Libro 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora