Capitulo 23

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Las puertas de comisaria fueron selladas con escritorios y sillas. Algunas otras, las más pequeñas, con cadenas y candado. Todos se preparaban cargando sus armas, cartuchos de repuesto, y maquinas eléctricas. Sus rostros pintados con nerviosismo y miedo. En algunos rostros la mezcla de ambos. Armas, cartuchos y balas caían al suelo por sus temblorosas manos, creando sustos innecesarios en los oficiales y seres sobrenaturales.

—Necesitaremos ayuda —susurro Parrish en dirección a Noah.

—Pedir ayuda dejara a Scott y los demás expuestos. —El sheriff suspiro con derrota—. Espero que Davina tenga un plan.

—No la conozco.

—Es la madre de Lydia. —murmuro Noah después de dar un salto al escuchar un arma caer al suelo de nuevo.

—¿Su madre? —exclamo Parrish alisándose su uniforme inconscientemente, mirando alrededor con nerviosismo.

El sheriff cerro los ojos con exasperación al escuchar que alguien se le caía los cartuchos.

—Si, es una bruja. Espero que pueda crear un plan.

Parrish sonrió divertido. Creyendo que el sheriff le hacia una broma. La madre de Lydia sin duda debe ser banshee.

—¿Una bruja, de verdad? ¿De esas que dicen abracadabra?

—Si. —respondió con total seriedad el sheriff. Señalándolo poco después en advertencia—. No le digas eso.

Parrish borro su sonrisa, al ver la sinceridad en los ojos de su jefe. Una bruja. Parrish no podía entender cómo es que le asombraba tanto. Ya había visto de todo. Hombres lobo, Wendigos, banshee, él incluso era un sangüeso infernal... infernal. Si le decían que existían los demonios, no estaría tan sorprendido ya. Lydia le había dicho antes que todas las leyendas y mitos eran verdad. Pero jamás creyó que lo decía literalmente. Pero ahora que lo pensaba tenía curiosidad de como serían las sirenas ¿Serán tan hermosas como las canciones decían?

—¿Como distinguiremos los buenos de los malos? —pregunto Parrish después de un rato.

—Si lo que dijo Quinn es verdad, no creo que nosotros podamos distinguir.

Las luces de toda la comisaria se apagaron de repente. Creando pánico en los lobos. Y poniendo alerta as los oficiales.

—Eso no me gusta. —murmuro el sheriff.

—¿Es fácil cortar la electricidad en una estación de policía? —pregunto Malia, abrazando sus brazos sobre su estómago.

—Demasiando fácil. —contesto Davina caminando hacia la ventana a lado de la puerta principal. Mirando a los que había afuera, mientras mordía una manzana verde. Todos se preguntaron, a excepción de Lydia. De donde la había sacado.

Una oficial salió de la sala de suministros creando un estruendo que inquieto en su mayoría. Aventó al centro a un chico de aparentemente dieciséis años. Todos voltearon a mirarlo con expresión perdida. ¿Quién rayos era ese chico? ¿Por qué había sido arrogado de esa manera? Eso debió doler. Eran los pensamientos de los que se encontraban en el lugar. Davina quien seguía analizando el exterior, no había volteado a ver al chico, era más entretenido meterse en las frágiles mentes de los supuestos cazadores.

—Sáquenlo de aquí. —grito Liam. Ese chico. Era uno de los que lo habían golpeado casi hasta la inconciencia en la escuela. Nolan Sawyer.

—No, no pueden ¿sí? por favor. —rogo con desesperación el chico—. Ella sabrá que me equivoque.

—Esta con ellos. —dijo entre dientes Liam, con los puños fuertemente apretados, los cuales temblaban por la fuerza ejercida.

—Liam. —trato de calmar Noah. Sabía que el chico tenía severos problemas de ira. No era bueno para él ni para los chicos que Liam se trasformara. Solo provocaría que los que aun dudaban se volvieran también en su contra.

Amore Perduto (Libro 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora