¡Mirabel Madrigal!

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Mirabel se encontraba recogiendo los escombros de casita. La vela se apago.

Despues de tanto trabajo cansada Mirabel se sentó cuando vio una caja, era pequeña, al tomarla se dio cuenta que también era muy liviana. Usando una piedra golpeó la caja para abrirla (tenía un broche que impedía abrirlo), y dentro vio cartas, cinco cartas.

Empezó a leer una pero apenas leyó un párrafo la dobló y guardo, esas cartas no las debía ver nadie.

Tratando de parecer tranquila tomó la caja y casi corriendo fue al río, aquel río donde su abuelo murió, el mismo donde se reconcilió con su abuela.

Hermoso, el lugar era tan hermoso, miraba el lugar sosteniendo esas cartas...

Cada carta fue escrita con sus más profundos sentimientos.

Mirando las cartas con tristeza y nostalgia abrió la pequeña caja de madera, tomó la primera carta y empezó a leer...

«I̶s̶a̶b̶e̶l̶a̶ ̶M̶a̶d̶r̶i̶g̶a̶l̶
Señorita Perfecta»

–No, hermana, Isa

«¡Bien, me disculpo por no ser perfecta!»

–Nadie puede ser perfecto, y está bien –respondió Mirabel a lo que decía la carta

«¡Por ser la decepción y la vergüenza de todos!»

–No lo soy, nunca lo fui

«Día y noche vivo negando que me siento mal por no tener un don»

–Está bien sentirse mal, debenos aceptar todos los sentimientos, eso nos hace humanos

«Dime Isabela... ¿Qué se siente que todos te alaben y amén?»

–Ya lo sé Isa, también duele, es mucha presión

«¡Isabela, te odio!»

–No, nunca lo hice, solo estaba dolida

«¡¿Cuanto más tendré que callar ante mamá?!»

–Ya no más, todo está bien hermana

«Porque mi hermana no me lastimaria, no me humillaria y no me llamaría estorbo...»

–Se que era tu forma de expresar tu dolor por la presión que sentías –dijo–, pero aún así no te perdono del todo, más sin embargo ahora te comprendo

Mirabel tomó la primera carta y la guardo en la caja nuevamente.

Tomo la segunda carta.

«A̶b̶u̶e̶l̶a̶, ̶M̶a̶d̶r̶i̶g̶a̶l̶  Alma»

–Abuela Alma –corrigió

«¡¿Por qué me odias?!»

–Solo tenías miedo, miedo de perder a la familia, al pueblo

«¿Alguna vez te hable mal?»

–Si, lo que dije antes de que casita se destruyera fue muy cruel, perdón

«Estoy tan frustrada, porque nunca seré suficiente para ti»

–Con que sea suficiente para mí, está bien

«Para ti, soy todo lo malo de la familia, soy tan mala que no sirvo para nada»

–No lo soy, –pensando en cómo la trató su abuela dijo– miedo, el miedo mueve montañas

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