~𝒫𝒶𝓈𝓉~⁶

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Past

Aquella mansión, solitaria, fría y vacía, como varios veían el corazón de su mismo dueño, así solía ser desde que tenía memoria

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Aquella mansión, solitaria, fría y vacía, como varios veían el corazón de su mismo dueño, así solía ser desde que tenía memoria.
Un silencio casi perturbador que se levanta por los pasillos, creando un ambiente tenso para toda persona que se animara a cruzar la tenebrosa fachada solo para descubrir que el interior no era nada mejor.
Para él no estaba tan mal, después de todo ahí había crecido.

Pero en ese momento era diferente...
Extraño... Si debía ser sincero... Pero no necesariamente malo.

Y no era el mejor en manejar cambio... pero este no le molestaba tanto.

Aquella mansión...
Solitaria.
Fría.
Vacía.

Ahora se llenaba de ruido... un sonido agradable... una risa, cálida como el mismo amor, suave como la más dulce de las brisas.
La risa de un niño.
Más específicamente, su hijo.
Y hermosamente causada por la siguiente persona que más quería.

Argentina.

Ese país sudamericano, que de alguna manera había logrado escabullirse a su corazón.
Hoy en día, incluso después de todos esos años, le seguía sorprendiendo.
Seguía sin comprender cómo había dejado que pasara algo así... ¿Cómo era que el argentino había entrado de esa manera a su vida, como si estuviera destinado a hacerlo?

Ambos, tan solitarios, fríos... y vacíos...

De repente, cuando estaban juntos, dulces, cálidos... completos.

Así que ahora se limitaba a observarlo, como el latino jugaba con aquel bebé, demasiado pequeño como para siquiera gatear, viéndolo sonreír con cada risa que soltaba el pequeño, haciéndolo sonreír a él de igual manera...

Tan solo un momento en el que desearía poder quedarse por siempre... detener el mundo y guardarse a si mismo en ese recuerdo por el resto de su vida, un segundo extrañamente perfecto en un mundo de imperfecciones y problemas.

Y no era el único.

Argentina, aquel "Corazón de Hielo", jugaba con el pequeño niño alemán, sonriendo de una manera en la que hacía años no lo hacía...
Le parecía adorable la manera en la que Deutschland parecía estar tan fascinado con él, siempre acercando sus manitas todo el tiempo hacia el sol de su bandera, o sus ojitos brillando cada vez que lo miraba, como si ya fuera capaz de reconocerlo.
Aunque había algo de una nostalgia culpable en su corazón... o una segunda oportunidad, quizá, una nueva chance para ser un padre... esta vez sin olvidarse de su hijo una vez creciera.

Por una vez ser ese consejero que no pudo ser para sus provincias.
Ese protector, en quien podían confiar con cualquier problema que tuvieran.

Hacía caras tontas y pequeñas cosquillas al bebé, logrando que este riera de una manera casi histérica, le parecía adorable.

Él también deseaba detener el tiempo allí.
Olvidar la guerra, sus preocupaciones, sus problemas... dejar todo atrás y mantenerse por siempre en ese lugar, tratar el recuerdo como su nuevo hogar.
Sin ninguna preocupación exterior.
Ni una pizca de dolor.
Por una vez, sin el miedo a las personas ajenas.
Un momento seguro... por así decirlo... un momento en el que la paranoia desaparecía y decidía confiar en aquellos a los que tenía cerca.

°•~Key~•°  (NazArg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora