Miraba el plato frente a mi confundida. Era una especie de pollo con una salsa blanca encima. No tenía hambre.
Tenía al príncipe Max a mi izquierda, con una sonrisa en su rostro haciendo conversación con todas las personas que tenía a su alrededor. Se veía muy feliz.
En cambio yo me sentía horrible. Odiaba saber gran parte del plan y no poder hacer nada para impedirlo. Sentía una impotencia y un enojo que corría por todo mi cuerpo.
Inventé que quería ir al baño y me levanté de la mesa. En realidad sólo sabía que no quería estar ahí, así que me fui a caminar por el palacio.
Era mucho más bonito de noche porque todos los candelabros tenían velas y daba un estilo mucho más cautivador. Las paredes eran altas y largas como sus pasillos, que parecían no tener fin.
Sin querer me encontré con la habitación del príncipe Max y la tentación me llevo abrir su puerta. Nunca había estado ahí. Era un cuarto mucho más grande que el mío. Muy elegante. Sumamente limpio. Pudieran dormir 15 personas sin problema.
La curiosidad me llevo a buscar, no sabía qué pero algo tenía que encontrar. La cuestión es que había mucho lugar por donde buscar.
Así que empecé por su buro. Lo primero que vi fue una abismal cantidad de condones en el primer cajón y eso me hizo cerrarlo rápidamente. Iugh.
Ahora no estaba segura si quería seguir indagando.
Pero sabía que sería una tonta si no buscaba más a profundo. Sólo iba a tener esta oportunidad.
Así que ignoré ese buro y me fui a su closet. Era el closet más grande que alguna vez haya visto. Tenía muchísimos cajones por todos lados y mucho espacio para colgar sus trajes. A lo mejor y aquí encontraba algo.
Me di cuenta que el príncipe Max tiene muchos más zapatos que yo y eso hizo que soltara una risa que rápidamente callé porque no quería hacer mucho ruido. Encontré su cajón de calcetas que eran demasiadas para una sola persona, pero me había dado cuenta que el príncipe era mucho más vanidoso de lo que pensaba así que no me sorprendió. Colgados estaban todos sus trajes. Se veían muy pesados y llenos de piedras preciosas, eran simplemente espectaculares.
Y justo cuando me había rendido y pensaba que no iba a encontrar nada abrí su último cajón en el closet.
Era un cajón de ropa interior. Ropa interior de mujer.
Bingo.
Tiene una amante.
Esta es información muy poderosa. No puedo evitar pensar en Jake. ¿Qué haría él?
Con mucho cuidado salgo de su habitación dejando todo en su lugar. No quiero que sospeche que estuve aquí y caminando lentamente vuelvo al comedor.
Cuando llegó el príncipe Max esta angustiado.
- ¿Dónde estabas? La gente empezaba a preguntar por ti - me dice al oído susurrando.
- Fui al tocador pero me perdí de camino de regreso. - le contesto rápidamente.
- Por eso es importante que siempre estés con tus guardaespaldas. - me responde él con el ceño fruncido.
No le respondo nada. Simplemente le digo que no con la cabeza. Ya no quiero guardaespaldas. No quiero niñeras.
Mientras todos terminan de comer no puedo evitar sentirme con un nudo en el estomago. Tiene una amante. Todo este tiempo ha tenido una amante. Mi garganta se seca. Una pequeña parte de mí todavía quería creer que él no estaba planeando una guerra. Que aunque sea le importo un poquito. Que me quiere, que se quiere casar conmigo porque me quiere.
Lo volteó a ver y me mira con una sonrisa. Como si todo estuviera bien. Como si me quisiera, como si de verdad me quisiera.
Se da por concluida la cena y el príncipe Max me acompaña a mi habitación.
- ¿Me permites pasar? - me pregunta cuando estamos frente a la puerta.
- Por supuesto.
Se sienta en el sillón donde solía dormir Jake y me dice lo emocionado que está por casarse conmigo. Si tan sólo le pudiera creer. Lo que quiero es que se largue.
Después de unos momentos se levanta del sillón y me dice que me dejará descansar porque ha sido un día muy largo y no puedo estar más de acuerdo.
Se despide de mí y antes de que se vaya le pido un gran favor.
- Sin guardaespaldas, por favor.
Aunque puedo ver su mirada en negación los dos estamos demasiado cansados para pelear así que cumple con mi petición.
Se va y me quedo acostada en mi cama. Puedo escuchar a lo lejos a los trabajadores limpiando el desorden de la cena.
Después de un rato me levanto para ponerme el pijama. El vestido es mucho más pesado de lo que aparenta. Y cuando salgo del baño se escucha un silencio en todo el castillo.
Intento dormirme pero no puedo. ¿Quién es la amante? Mi cabeza no para de preguntarse.
Salgo de mi cuarto con cuidado y me dirijo al suyo. Tiene que entrar ahorita en la noche como la rata de alcantarilla que es. En la oscuridad, donde nadie la puede ver.
Me quedo en una esquina antes de llegar a su cuarto, se puede ver una vela prendida a lo lejos y eso da una poco de luz a su puerta.
Vamos. Entra.
Después de unos minutos no se ve movimiento de nada. Y justo cuando me iba a rendir y me iba a regresar a mi habitación, veo como el príncipe Max abre su puerta.
Veo como una mujer camina lentamente hacía él. Él la recibe con un beso en los labios.
Es Luna.
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Espero la espera haya valido la pena, les quierooo!!
Muchas gracias por leer<3<3 xoxo