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— Eres un excelente mejor amigo — comentó con sarcasmo — «El momento indicado no llegará nunca, tu debes crearlo». Debo admitir que suena lindo... Pero en serio ¿Qué estabas pensando cuando lo animaste a hacer tal cosa? — se cruzó de brazos — fue cómo pedirle a alguien que salte de un edificio prometiendo que abajo habrá un colchón para amortiguar su caída, sabiendo que va a toparse con el cruel asfalto —.

— Que comparación tan extraña — comentó entre risas, haciendo el desayuno que comerían en unos minutos.

Una mañana nublada, bastante tranquila por ser domingo. Pasaron la noche juntos, cómo ya era costumbre, en el departamento del pelinegro, viendo películas, jugando en la consola de la chica y demás cosas que no necesito mencionar.

Y ahí los veían a los dos, cómo si todo esto fuese normal, cómo si no estuvieran jugando con fuego, reían y hablaban animadamente.

Ella sentada sobre el mesón de la cocina, con su cabello húmedo por acabar de bañarse y una sudadera que obviamente pertenecía al mayor, con sólo la parte inferior de su ropa interior debajo de aquella gran prenda. Lo veía cocinar y de vez en cuando ayudaba a que no se le acumulará los objetos sucios en el fregadero.

Por otro lado, él escuchaba todo lo que ella decía mientras se movía por toda la cocina. Solo en unos pantalones de yoga y su cabello húmedo completamente suelto.

— ¿Y que querías que le dijera? — por un momento abandonó la cocina y volteó a mirarla — «lo siento, Mikey. No puedes declararte a esa chica, ella va a rechazarte»... ¿Que crees que iba a pasar? — la miró con obviedad.

— Te iba a preguntar cómo es que sabes eso —.

— Exactamente — se giró hacia la cocina para seguir cocinando — «lo sé porque me estoy acostando con ella desde hace ocho meses y me ha dicho que no tiene interés en ti»... Suena horrible ahora que lo digo en voz alta —.

— ... Suena muy ma- —.

— ¡Ken-chan, estoy en casa! — se escuchó después de la puerta siendo abierta.

Ambos abrieron los ojos de par en par y se empezaron a mover acelerados, buscando un lugar en donde podía esconderse la de lentes. Ella le dió la sudadera, pues él estaba con el torso descubierto y tenía unas cuantas marcas bastante visibles. Luego de eso, se metió debajo del mesón, quedando a los pies del chico.

— No me avisaste que venías hoy — dijo tranquilo, acomodando disimuladamente la sudadera y procurando que por nada del mundo su novia entrara a la cocina. Para su suerte, se quedó sentada en la sala.

— Mikey rompió mi teléfono y no tuve con que avisarte... Justo ahora estoy usando el suyo — informó — por cierto, Mikey quiere hablar contigo, ya sabes, sobre lo que pasó con (N)-chan en su cita de hace una semana —.

— ¿Ocurrió algo? — preguntó mientras apagaba la cocina, el desayuno estaba listo.

— Ella lo rechazó. Es una lástima, de verdad pensé que a (N)-chan le gustaba mi hermano —.

— ¿Por qué pensabas eso? —.

— No lo sé, tienen una conección muy bonita, y creí que el besó de aquella vez era una señal de que estaban avanzando —.

La chica debajo del mesón escuchaba con atención lo dicho por la rubia, sintiéndose un poco mal al respecto.

— Estaré en la habitación viendo pelis — avisó, levantándose del sofá.

— ¡No! — la detuvo, hablando más fuerte de lo que le hubiera gustado — digo- no. Bueno, es que está hecha un desastre — tenía algo de verdad, el problema es que había ropa de (N) y de él tirada en el suelo.

— Tu habitación nunca está hecha un desastre, Ken-chan jaja~. Y si ese es el caso, no te preocupes, yo puedo hacer un poco de orde- — la interrumpió el celular — ¡Oh! Es Hina... ¿Si?... ¡Enseguida voy! — exclamó emocionada, tomando sus cosas a la velocidad de la luz mientras seguía hablando por el celular — adiós, Ken-chan, vuelvo en unas horas — y sin más, salió del departamento, dejando a su pareja con la palabra en la boca.

— Salvados por la campana — dijo la chica saliendo de su escondite y pidiendo de nuevo la sudadera.

— No quiero arriesgarme... Te pondré el desayuno para llevar, ve a vestirte —.

— Si, señor —.

=•=•=

— Llegas tarde — la regañó Mei, estando junto a Hina y Emma — ¿Y por que no contestas el teléfono? —.

— Lo tenía en modo avión, perdón — contestó, rascando su nuca — Hina, Emma — las saludó y ellas hicieron lo mismo.

— ¿Entonces ya podemos irnos? — preguntó Emma, un poco desesperada.

Las tres más bajita acordaron ir a comprar nuevos trajes de baño por una salida que estaban planeando con su grupo de amigos. (N) se hubiera enterado del plan si no hubiera tenido su celular fuera de línea y si las otras tres no anunciaran las cosas a último minuto.

— Si, vámonos — dijo Mei — Norman nos va a llevar en su auto —.


Bye bye~

Cometiendo errores • DrakenWhere stories live. Discover now