Monarca (Yaoi/BL)

XXI

Aun débil y tosiendo sangre de nuevo devolví los minerales de la estatua a la tierra.

Este pueblo no necesitaba una estatua de quien lo destruyó.

–Que tal si dejas de hacer magia? –Pidió Ailish colocando sobre mi frente el paño de siempre empapado en un remedio de hierbas.

En un rato se calmaría mi dolor, con suerte dormiría la mayoría del viaje.

–No entiendo como una familia pueden idolatrar por generaciones a unos asesinos... –Murmuró Jir aun consternado con lo que había pasado.

Yo ni siquiera esperaba esto, Ailish me dijo de lo que se había enterado, pero nunca creí que eso fuera a terminar así.

Quería montar una estatua de a saber que tatarabuelo? Vale... pero su reacción?

Tendría que haberlo parado en cuanto puso a Jir a intentar hacer cosas imposibles por tratar de seguir al pie de la letra viejos papeles.

Supongo que esperaba que se diera cuenta sola de que las cosas no iban como ella quería.

–Las familias se comen la cabeza los unos a los otros, siempre pasa, es muy difícil asumir y superar estas cosas, siempre es más fácil echar la culpa a otros y buscar justificación a cualquier acto antes que afirmar en voz alta que algo se he hecho mal –Suspiré con dolor.

Igual que Krestel en vez de culparme por ser el causante de mi enfermedad prefirió embarcarse en un viaje suicida en tierra de guerra.

–Ahora da igual, descansa, lo necesitas –Pidió Ailish tapándome bien con una manta.

Si no se me pasaba el dolor iba a ser un viaje largo

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Así que la maga a la que Pure le dio su confianza intentó atacar a Caillech por decir que sus antepasados eran una vergüenza...

A ver, desde luego nadie se esperaba que esos viejos reyes fueran sus antepasados, pero Pure estaba más que claro que lo sabía.

–Como fiarte de un dios que mete a tus enemigos en casa? –Dudé en alto viendo entrar en palacio llevada por guardias a la mujer.

–Tahiel –Se quejó Arese por mis palabras antes de terminar de bajar las escaleras.

Y rápidamente se hizo paso para llegar hasta Caillech.

Volvía muy débil, su guardia lo traía en brazos y su mago ayudante cargaba con su bastón.

–Mis palabras no serán nada en comparación a las de Krestel cuando se entere –Respondí al aire antes de suspirar y bajar los escalones que quedaban.

–Puedo perfectamente, es mi trabajo –Se quejó la guardia de Caillech al escuchar a varios hombre ofrecerles ayuda.

Y lo llevó directamente a la enfermería para que le dieran algo para la pérdida de sangre.

–Caillech me dijo que Pure habló con el rey –Comentó Ares con pesadez viendo las puertas de la enfermería cerradas para evitar las miradas curiosas–. Krestel se va a retrasar.

Esas no eran buenas noticias...

Desgraciadamente solo pude apoyar mi mano en su hombro tratando de darle fuerzas, estábamos en un espacio público, no era sitio para un abrazo y un par de besos, Ares era el primero que lo entendía.

–Mi hermano mataría dragones con sus propias manos si eso evita que le pase nada a Caillech, por mucho que se retrase llegará a tiempo y a Caillech no le pasará nada –Fue lo único que conseguí decir casi suspirando.