XXII

70 20 0
                                    

Aurum... Unas tierras que prácticamente se morían.

Su dios los había abandonado por la guerra, ya no había minerales en las minas ni llegaban cultivos de otras tierras... ya no había fundiciones ni trabajo... no había nada.

–Por qué mantener una guerra así? Viendo a tu pueblo morir –Murmuró Dimas tan horrorizado como yo por lo que habíamos ido viendo a lo largo de nuestro viaje.

No había sido mucho a causa de los inmensos desniveles de esta nación, pero habíamos visto más que suficiente.

–No se –Murmuré sin creerme que realmente los reyes fueran 100% impasivos a esto.

Rocé la puerta de una casa destartalada prácticamente sin hacer ninguna fuerza y está se vino abajo provocando el grito ahogado de unos niños dentro de la casa.

Dos niños de diferentes edades abrazados bajo una manta roida completamente en pánico.

–Apoyamos al rey! Apoyamos al rey! No nos haga daño! –Gritó el más mayor de los dos poniendo su cuerpo débil como escudo del más pequeño.

Debían tener 5 y 9 años... no muchos más.

Hasta Dimas se quedó mudó al ver la escena.

–No pasa nada, tranquilos, no veníamos de parte de ningún rey, no somos del ejército ni nada parecido –Intenté calmarlos sin saber muy bien que hacer.

Pero Dimas se giró de golpe con la pistola en la mano aún sin balas.

–Baja el arma –Ordenó a otro niño mayor que los 2 primeros.

Tenía un pico en la mano que casi no podía ni sostener... Debía tener sobre 11 o 12 años.

–Si mi amigo baja el arma soltaras la tuya? –Pregunté al ver que el niño, aun temblando, no soltaba el pico.

No tenía balas, pero ninguno de los 3 niños lo sabía.

–Dejarnos ir! Solo estamos esperando a nuestras madres! –Respondió con dolor en la voz–. Después nos iremos!

Hasta Dimas dudó al escuchar eso mirándome por un segundo sin saber que hacer.

–Guárdala –Pedí con seguridad.

Pero no estaba realmente seguro.

–Nosotros estamos de paso solo, estamos atravesando la nación para llegar a Arst –Expliqué viendo que una vez Dimas guardó el arma él se calmó un poco.

–Esta cerrada, todas las fronteras están cerradas –Respondió el niño mayor del interior de la casa.

–Lo sabemos, estamos aún pensando como solventar eso –Mentí apartándonos de la puerta.

Y ahí el chico más mayor soltó el pico haciéndole gestos a los otros dos para que salieran rápido.

Pero sin estaban esperando a sus madres tampoco podían irse y huir.

–Vamos, así tampoco los asustaremos –Suspiró Dimas el ver, igual que yo, que los niños no sabían que hacer.

–Si los dejamos solos les puede pasar algo –Me negué viendo que Dimas realmente se ponía a caminar.

–Cuanto tiempo lleváis esperando a vuestras madres? –Dudó negando con la cabeza.

–Unos minutos... tal vez una hora –Murmuró el mediano mientras el mayor le exigía silencio.

Al escuchar eso Dimas suspiró y apoyó la espalda en la pared de la casa.

Nos quedábamos.

–Sabéis cuanto tiempo van a tardar? –Pregunté más tranquilo al ver a Dimas sentarse en el suelo.

Monarca (Yaoi/BL) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora