Capítulo 19: Maestro

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—No te creo —dijo Jin Ling con desconfianza mientras caminaba—. ¿En serio sabes que es por aquí?

—Por supuesto, me oriento muy bien —aseguró Wei Ying con orgullo—. Además, esas amables mujeres de la casa de té me dieron las indicaciones que necesitaba.

—Te echaron porque eras muy ruidoso.

—Claro que no, si me regalaron este durazno —Alzó la mano para mostrarle al niño la fruta a medio comer que tenía.

—Te lo lanzaron por la cabeza.

—No fue exactamente así...

El niño que caminaba junto a él gruñó molesto porque ignorara lo que había pasado, pero para Wei Ying no había sido algo grave. ¿Qué iba a saber él sobre que en esa casa de té había que hacer silencio de una forma exagerada? Ni que fueran parte de la secta Gusu Lan. Además, sólo quería hacer una pregunta a las señoritas que allí trabajaban, pero no parecían dispuestas a responder. Al menos una de ellas se apiadó y le dijo hacia qué dirección debía dirigirse.

Un poco le pareció divertido cómo Jin Ling se mostraba avergonzado por sus tonterías, como si no terminara de entender por qué actuaba así, y no pudo evitar molestarlo un poco. Le recordaba mucho a cómo Jiang Cheng se enojaba con él cuando hacía tonterías en la adolescencia, pero su shidi no se veía tan tierno como ese chico.

Por su parte, Jiang Cheng también había conseguido información y Wei Ying se molestó porque a él no le gritaron ni tampoco echaron de ningún lado. A pesar de no estar cerca de su territorio, su shidi seguía manteniendo ese porte fino y elegante que provocaba que las personas a su alrededor se voltearan a verlo. Todo el mundo le hablaba con respeto y accedían a sus pedidos con mucha facilidad. ¿Cómo podría alguien decirle que no? Si a pesar de su expresión malhumorada, Jiang Cheng era muy atractivo y no tenía que hacer nada para captar la atención de las personas a su alrededor. Eso siempre había sido así, pero cuando eran jóvenes su shidi no notaba esas cualidades que tenía y Wei Ying jamás se explicó por qué.

Pensó por un momento en eso y tal vez su shidi no notaba ese tipo de rasgos porque estaba muy ocupado peleando con él. Wei Ying disfrutaba mucho competir con su shidi, quería ser el mejor, pero también reconocía que Jiang Cheng tenía cosas únicas con las cuales él mismo no contaba. Eso debería haber hecho que se complementaran, pero seguía sin poder vislumbrar donde esa relación comenzó a agrietarse hasta quebrarse de la forma en que lo hizo.

Sacudió la cabeza para no pensar en eso, porque no ganaba nada con atormentarse con pensamientos oscuros. Sólo terminó de comer su durazno y miró de reojo a su shidi. Parecía bastante concentrado mientras caminaba y por suerte ya no estaba tan nervioso por tener que estar con los chicos ahí. Tenían que confiar en que eran fuertes para saber cuidarse y defenderse de ser necesario.

Se supone que debían dirigirse hacia el noreste, al menos esas fueron las indicaciones, para poder llegar al santuario donde la mayoría de personas de esa zona se acercaban para rezar y pedir protección. Wei Ying tenía un buen presentimiento, sobre todo porque le dieron esa pista sobre los gatos, pero Jiang Cheng no parecía muy entusiasmado por la idea. Aun así, Wei Ying estaba seguro que en ese lugar podrían encontrar algo interesante.

Una de las señoritas que habló con ellos de una forma amable, dijo que mucha gente solía ir a rezar en ese lugar que estaba dedicado a sus dioses regionales, pero el más importante de ellos era el dios del valor y deber, a quien le pedían continuamente por protección, salud y prosperidad. Nadie le supo decir con exactitud cuántos años llevaba ese santuario allí, pero Wei Ying intuyó que eran unos cuantos cientos de años o más incluso. También mencionaron que solían celebrar varios festivales allí y que todo el mundo estaba emocionado por el próximo festival de primavera. Eso le interesó un poco y se preguntó si podrían quedarse lo suficiente para ver ese evento.

Mil vainas de lotoWhere stories live. Discover now