Seis meses.

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(Mirabel)

Mañana se cumplen seis meses desde que me derrumbé junto con Casita.

Es muy raro pensar en eso. Es muy raro poder ir a decirle a mis amigos "mañana se cumplen seis meses desde que morí".

A pesar de que esto debería dolerme, me alegra saber que mi familia está superando mi partida, pero sin olvidarme.
La abuela hasta ha convocado una cena con toda la familia, todos sin falta; ni siquiera mi mamá.
No es por celebrar mi muerte, por supuesto que no. Es un bonito recordatorio a todos que, a pesar de que lo que queda tal cual de mi físico está en una urna al lado de las cenizas de mi abuelo Pedro, están conscientes de que por muy lejos que ellos crean que esté, siempre los voy a amar.

Somos así en la familia Madrigal.

—Puedes decirle a Salma que venga.—la abuela le sonrió a Isabela con dulzura—Sé que es tu mejor amiga y ha estado contigo. No conocía mucho a Mirabel, pero la consideras parte de la familia.

—Le aviso hoy.—respondió mi hermana, fallando en sus intentos de contener su emoción, y vi a mi papá aguantándose la risa.

Era adorable, no puedo decir que no.

—Y tú, Pablo,—lo llamó la abuela, y él se sorprendió, con cierto miedo pero a la ves intrigado—Tú te sentarás con nosotros.

—Pe-Pero señora...

—Has venido a esta casa en nuestro peor momento y nos has ayudado a seguir cuando estábamos débiles, aunque no lo creas.—mi abuela lo tomó de los hombros—Te mereces un lugar con nosotros en la mesa.

—Señora, se lo agradezco, pero si viene la señorita Salma no habrá más espacio en la mesa.—Isabela lo fulminó con la mirada, amenazante; más le valía que no cancelaran la invitación a su "amiga" por sus palabras.

Mi abuela se quedó reflexionando unos segundos, para luego darle una respuesta que me dejó congelada.

—Puedes sentarte en el lugar de Mirabel, hijo.—creí que dirían que profanaría mi recuerdo, aunque yo no lo pensara, pero no; todos en mi familia se quedaron calladitos, asintiendo, y me alegró saber que mi familia ya no discutía por cosas sin mucha importancia—Me recuerdas tanto a ella...

Miré a mi mamá, analizando a Pablo después de lo que había dicho mi abuela, y me alivió ver que su análisis terminaba en una sonrisa.

Me pregunté cómo era que nos veían tan parecidos, pero eventualmente, me dejó de importar.

Lo relevante era que íbamos a estar todos juntos; entre nosotros, yo con Pablo, y Salma con Isabela.

SiempreWhere stories live. Discover now