12 - Conversaciones

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Amelia cabeceó como si quisiera sacarse las telarañas de los oídos y se apretó el puente de la nariz.


Luisita suspiró. — Será mejor que me siente — musitó, al tiempo que alcanzaba la butaca que había junto al hogar. 


Amelia alargó la mano para ayudarla, pero como no llegó a tiempo la apartó de nuevo, incómoda. En ese momento apareció Sofía, corriendo desnuda por el pasillo.


— Mamá, Melia, abuela me baña. ¡Y lee cuento!


Lilian regresó a la sala de estar y se pasó los dedos por el cabello — Solo he tenido que sacarla del desagüe una vez — rió, y extendió la mano —. Venga, cariño. Dales un beso de buenas noches a mamá y a Amelia.


Luisita se agachó con un gruñido para besar a su hija.


 — Buenas noches, mi vida. Te quiero.


— Nanoches, mamá. Te quiero. Corrió hacia Amelia, que también se agachó —. Nanoches, Melia.


— Buenas noches, pitufa — susurró, y le dio un beso en la sonrojada mejilla —. Dulces sueños.


Luisita notó que se le llenaban los ojos de lágrimas al ver la tristeza en la mirada de Amelia. Hasta diría que a ella también le brillaban sospechosamente los ojos.


— Gracias, Lilian — le dijo a la anciana. — Y el pijama?


Lilian ladeó la cabeza interrogativamente, con Sofía de la mano. — ¿El pijama? — observó a la niña desnuda, chasqueó los dedos. — Ya sabía yo que me olvidaba de algo. Amelia solía dormir desnuda. Creo que todavía lo hace. 


La morena casi se le salieron los ojos de las órbitas y evitó mirar a Luisita cuando esta soltó una risita.


— Voy a vestir a la niña — lo anunció y salío dejando las dos a solas en la quietud del silencio. 


Pero el silencio, sin embargo, solo duró un segundo, antes de que la rubia iniciara su relato.


— Sofía no es mi hija biológica... ella en realidad es mi sobrina y ahijada. Mi hermana María y su esposa Elisa murieron en un accidente de coche cuando Sofía tenía solo dos meses. dijo con la voz rota.


Yo... yo - ....puf... Yo lo siento, Luisita. dijo mirando a los ojos marrones de la rubia que solo asentió con los ojos llorosos.


Nosotras habíamos planeado que, si les pasaba algo, yo sería la tutora legal de Sofía y la adoptaría.  La voz le tembló, pero aclaró la garganta, respiró hondo y continuó. Por supuesto, no es algo que discutiéramos en profundidad, pero mi hermana y yo no teníamos más familia.  se le resbaló una lágrima por la mejilla, Luisita la limpió y siguió hablando — Yo creía que los padres de Elisa pondrían algún problema, pero no pareció importarles nada — Dijo con rabia en su voz. — ¿Eso no te parece raro? ¿Unos abuelos que no quieran a su nieta? La rubia la miraba directamente a los ojos.

Luimelia Vientos Celestiales - IWhere stories live. Discover now