Dioses Parte 1

1K 112 29
                                    


.
.

Si tuviera que describir el sitio donde se encontraba, pues no era difícil por donde empezar, pero era extraño de dar una idea teniendo la palabra 'lugar' en ella. Pues nunca había visto un lugar así en toda su vida... Ni siquiera en su muerte.

Viera por donde viera, era todo negro, una oscuridad eterna sin muros y no podía ver tampoco el piso. Sin embargo allí estaba ella con los pies apoyados sobre algo. Lo único que su vista reconocía eran sus manos y su ropa, pero a nadie más o nada más.

Se sentía fatal. Recordaba perfectamente los gritos de sus hijos llamándola mientras perdía el conocimiento y sus intentos de mantenerse despierta era inútiles.

Los había dejado solos otra vez.

Tal vez su hijo mayor todavía tenía una vida, pero le preocupaba también la inestabilidad del menor. Pues aún no había encontrado un lugar en medio de todas las personas que ha podido conocer.

Ahora ya no podía hacer nada más, ni siquiera podría volver. Pues no encontraba entrada o salida en ese extraño lugar donde se encontraba.

Entonces recordó aquella advertencia hace algunos años atrás "La muerte sigue en ustedes, si vuelven a vivirla. No sabemos exactamente dónde terminen sus almas" luego esa voz añadió "vivan una vez más sin arrepentimientos"

Y aquí se encontraba ella, sintiendo que toda esperanza de volver, se había perdido.

"Y eso que tuve una segunda oportunidad...

Pero no lo entiendo ¿Quién atacó? ¿Y porque?

Es verdad que A-Ying cultivo el camino demoníaco, pero no tiene el amuleto del sello estigio

¿Que quieren de él?

¿Enserió es invetable su muerte?"

No se sentía cansada, pero decidió sentarse en lo que fuera que tenía apoyando sus pies. Puso sus rodillas al pecho y cruzo sus manos para posar su mentón aguantando las ganas de llorar.

Solo podía pensar o buscar una respuesta. No tenía muchas opciones en aquel lúgubre lugar en el cual no era ni siquiera necesario cerrar los ojos para obtener concentración de sus recuerdos. Incluso los más antiguos de su infancia.

Volvió sus memorias atrás encontrase en una hermosa montaña llena de todo tipo de criaturas. Recuerda como solía nadar con todo tipo de peces mientras huía de las pirañas; como corría con los venados por largos campos despejados con pastisal alto o como dormía en árboles a la par de nidos de variadas aves. También como aprendió los colores gracias a la variedad de serpientes que siempre terminaban enredadas en alguna rama o atrapadas bajo tierra por intentar comerse a una niña de tan solo seis años, pero demasiado astuta para aquellos depredadores.

También recordó que cuando la lluvia caia de manera torrencial y ella disfrutaba darse un a baño mientras untaba toda su ropa de barro o se deslizaba en este para volver a limpiarse con el agua que bajaba del cielo, después de un rato se dirigía a la primera cueva que encontrará a esperar que su ropa se secara sin que ella quisiera quitársela. Era impresionante como nunca se resfrío por hacer aquello o como nunca los murciélagos se molestaban por sus gritos y risas tan fuertes.

Incluso recuerda que logro hacerse amiga de uno de los tigres que rondaban por aquella montaña tan llena de vida, pero escasa en personas. La única persona que siempre la acompaño y permanecía pendiente de ella, era su maestra.

La gran Baoshan Sanren llegó una vez a esa montaña con un joven de catorce años y una pequeña bebé que recogió cerca de un río en uno de sus viajes. Desde entonces aquellos niños vivían allí en esa alejada montaña, o al menos esa era la historia que le contaron a la pequeña Cangse Sanren.

Rumores [Terminada] Where stories live. Discover now