Extra 7 ~ Pensarte Fue Mi Mejor Error

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Recuerdo que el abuelo me abrazo en aquella ocasión.

La última vez que vi a mis padres.

No recuerdo sus rostros pero sé que eran personas muy divertidas y era genial admirarlos pelear con los monstruos marinos. Según los relatos de mi abuelo, yo nací con la marea tranquila en un bote a muchas millas de donde ahorita vivíamos. El mar y las aventuras eran parte de la vida de mis padres y por ende yo también tenía ese espíritu de explorar también.

Sin embargo en esa ocasión mi abuelo les dijo que era muy peligroso que siguieran viajando y que deberían por fin quedarse quietos para poderme criar en un ambiente menos peligroso.

Señor Wei — Suegro, siempre lo he considerado una persona sabia. Si usted lo dice entonces sentaremos cabeza. Prometo que solo haremos este trabajo y volveremos pronto.

— Pórtate bien, A-Ran

Esas fueron las palabras de mi padre y recibí un beso de mi madre, luego esas grandes siluetas salieron de casa.

El abuelo me tenía entre sus brazos mientras ambos mirábamos el marco de la puerta, lloro esa vez viéndolos alejarse. La verdad no lo entendí al principio ya que enserió creí que volverían. Siempre lo hacían trayendo siempre con ellos historias increíbles y valerosas.

Lastimosamente lo único que volvió fueron las malas noticias de quienes los acompañan, como una terrible tormenta volcó el bote y ellos fueron devorados por las olas.

Entendi en ese momento que mi abuelo tuvo aquel sentimiento que no puede ser explicado por la mente... Aquel que llaman 'Presentimiento'. Esa cosa te pincha o aprieta el pecho y tu cerebro por mucho que intente descifrar que ocurre, solo puede entender que debes hacer algo solo porque lo sientes.

Después de que mis padres se fueran, mi abuelo cuido de mi desde mis ocho años hasta momentos antes de cumplir los doce. Entrenandome como en algún tiempo lo hizo con mi madre, incluso me dejaba jugar con su espada Chen Lu de ves en cuando.

Si tuviera que resumir lo que recuerdo de mi abuelo, es que nunca entendí como razonaba. Parecía que estaba loco.

No en el mal sentido, pero era igual que un dibujo. Podía quedarse quieto durante horas y horas viendo el cielo. También tenía respuestas muy sabias de las cuales era muy entretenido intentar entender aquellos ejemplos de como una semilla puede ser como un niño y un árbol chueco puede ser una persona que es retorcida.

Siempre fue algo divertido. Pero raro ¿De donde saco tal idea con ver el cielo y no con ver un árbol crecer?

Tampoco hablaba mucho de mis padres o de la que fue su esposa. Pero dejé de preguntar por sus expresiones tan tristes.

Wei Ran — Abuelo ¿Cómo era la abuela?

Abuelo — ¿Por qué la pregunta querido nieto?

Wei Ran — Nunca hablas de ella, no entiendo ¿Acaso no la querías?

El abuelo dejó salir un suspiro y miró al cielo en busca de palabras que por alguna razón no salían de su boca. En ese momento pude ver esa tristeza en sus ojos y note que lo había lastimado con mis palabras. Wei Ran — Lo siento, abuelo. No quise decirlo así.

Abuelo — No te preocupes, es muy difícil vivir sin la persona que amas. Por eso no sé que contarte de ella... Tal vez debería decirte que tienes sus ojos.

Wei Ran sonrio satisfecho — Tengo los ojos de mi abuela y de mi mamá jeje

A la edad de diez años empece a trabajar con los barcos que traían diferentes productos, gracias a eso podía llevarme aquellas verduras que les sobraban y podíamos comer con el abuelo que de la nada enfermo.

Rumores [Terminada] Where stories live. Discover now