Capítulo 17: Tensión

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—Ba-cha-ta —pronunció despacio Papi frente a mí.

Tragué saliva.

—¿Bachata? —ladeé la cabeza.

Asintió.

—Así se llama el género musical que acaban de poner.

»sonrió enseñando los blancos dientes: Ven...

Entrelazó su mano izquierda con la mía —colocó su otra mano detrás de mi cintura—, después..., con calma, fue meneando mi cadera frente a la suya... haciendo que imitara su erótico ritmo.

—Abre, cierra, abre y cierra —dijo enseñándome su movimiento de piernas.

—¿Así...? —dije viéndole la cintura, mejillas sonrojadas.

Asintió.

—Es: uno, dos, tres, tap —pisó con el pie izquierdo—, cuatro, cinco, seis, siete, tap —pisó con el pie derecho.

Humedecí la boca.

—Ok...

—Trata de soltar un poco más las caderas —esbozó una sonrisa torcida, viéndome a la cara.

—¿Cómo...? —apreté mis labios—, ¿Así...?

—Sí... —susurró tocando mi frente con la suya—, así... está bien.

Un escalofrío recorrió mi ser. Su bendita habilidad de alterar cada cédula de mi cuerpo...

Decir que Papi baila bien era quedarse corto —mordí mi labio inferior, presa de sus encantos—; íbamos de un lado a otro, yo tratando de seguir sensuales movimientos... era casi hipnótico.

—No te pongas tiesa —me soltó de la mano, y, tomó mi cintura—, trata de disfrutar el momento...

»Dejarte llevar por la música.

—O-ok... —puse mis manos sobre sus hombros mientras él dirigía mis caderas al ritmo de la bachata que sonaba por los altavoces.

Él tenía los ojos cerrados, y, sonreía seductoramente —relamí mis labios, dios...—; luego, fue bailando hacia la izquierda conmigo, uno, dos, tres —pisábamos el suelo al mismo tiempo, yo el pie contrario—, después, cuatro, cinco, seis, siete —tap nuevamente—; dejé escapar una risa tímida de mi boca.

―Aprendes rápido... —susurró en mi oreja.

—Lo sé... ―aspiré profundamente su colonia—, es... que... tengo un buen maestro —cruzamos miradas, fijos uno con el otro.

Rió con la boca cerrada —me hizo dar un giro, y, me quedé de espalda frente a él—; las mujeres a nuestro alrededor nos observaban, incluso si tenían parejas... no podían despegar la vista sobre nosotros... —esbocé una sonrisa amplia—; deben estar muriéndose de la envidia.

Eché mi cabeza hacia atrás, recostándola sobre su hombro —sus cálidas manos se juntaron con las mías sobre mi cintura—, fui siguiendo sus apasionados movimientos de caderas, rozando su entrepierna con mi trasero —mordí mi labio inferior—, no pude contener un gemido al sentirlo —el rió cerca en mi oreja.

—No me gimas así..., Gata —susurró en mi oído—. Mira que estoy haciendo el máximo esfuerzo de no perder el control... y... arrancarte ese minivestido... y... cogerte ahora mismo —mordió un poco mi oreja.

Respiré hondo, giré hacia él —bailamos retrocediendo, al cuarto paso, tap—; ladeé la cabeza, vista fija en su atractiva boca.

—¿En serio? —arqué la ceja mientras sonreía lobuna.

Sexo Después De ClasesWhere stories live. Discover now