Capítulo 4: Master Plan

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–¿Farkle, todo bien? – suelta tras analizar un buen rato la conducta del otro –. No sé, siento que quieres decirme algo.

–¿Yo? Todo está bien, es que... – toma una inhalación, tratando de formular todo: – Sí, debo decirte algo.

Riley de inmediato maquina lo peor; tal vez que su tutor se enteró de la cita con cierto deportista y eso le halla molestado. Se acomoda en su sitio con preocupación ante la idea.

–Espera, dime que no vas a cancelar nuestras clases y a abandonarme porque...

–¿Qué? No, nunca te abandonaría, Riley – interrumpe al segundo como si la idea fuera absurda, por reflejo tomando la mano de la contraria, y al darse cuenta ambos del hecho, se sonrojan levemente. Aparta apenado el agarre impulsivo y comienza con duda :–. Se trata de que ya conseguí una forma para ayudarte con tu padre. Ya sabes, lo de tu hermana y las citas.

–Oh, ¿En verdad? ¿Cómo?

–Conseguí a un chico que quiere salir con ella.

–¡¿En serio?! ¡Wow, eso es genial! – exclama totalmente entusiasmada, entonces cae en cuenta de un detalle :–. Espera, ¿Cómo lo hiciste?

No se atreve a admitirle la verdad de los hechos, no sabe cómo se lo tomaría o si le gustaría saber que le pagaron a un tipo con aspecto de vándalo para salir con su hermana, por ende, decide cambiar ligeramente la versión:

–Ah, ya sabes, existe alguien realmente suicida que gusta de tu hermana – trata de sonar casual; al parecer funciona, pues la de pares marrones estaba riendo bajito y el sonido le provocó una sonrisa –. El problema se soluciona.

–En realidad, no del todo – tuerce su gesto al rememorar –. Puede que le guste a un chico, pero ella es sumamente complicada, dudo que se le haga fácil conquistarla. Ella realmente detesta las relaciones y todo el asunto, dice que los chicos son perdida de tiempo y esas cosas.

Los ojos del otro se abren al cruzarse una idea en su cabeza.

–Espera, ¿Es lesbiana?

Ella nega algo divertida.

–¿Lesbiana? Dios, no. Aunque quien sabe, es tan liberal que tal vez sea bisexual, pero eso es lo de menos. Sé que le gustan los chicos porque tiene muchos pósters en su cuarto de Leonardo Di caprio, Jhonny Deep, y algunos chicos de bandas. Además, la oí hablando sobre su chico ideal con su mejor amiga en una ocasión.

–¿Por qué le repele tanto a las relaciones entonces?

–No puedo tratar de meterme en su mente, somos muy diferentes. Creo que quiere verse como alguien independiente, centrada en la escuela y blah, blah – suspira con hastío –. Es como mamá.

Farkle pudo percibir el cambio repentino que sufre la chica apenas menciona a su progenitora, porque detiene sus pasos al lado de la fuente y agacha el rostro. Piensa que es mejor hablar y cambiar de tema para evitar incómodidad;  no la quería obligar a charlar de cosas que le perturban, a pesar de que le encantaría saber todo de su persona.

–La verdad, es que quería pedirte ayuda. Necesito ayudar a este chico para que salga con ella, saber sus gustos o algo.

–En eso no lograré ayudarte mucho. No sé si notaste que no nos contamos nada, no nos llevamos bien. ¿Quieres que me meta en la retorcida cabeza de mi hermana?

–Tu misma lo dices. Eres su hermana, viven en la misma casa, ¿No?

Lo analiza mejor y la perspectiva cambia, a lo que asiente con optimismo:

–De acuerdo, ¿Qué tienes en mente?

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10 Things I Hate About You // Lucaya (SIN EDITAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora