Capítulo 1

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Las hojas se mecian de un lado a otro el sol comenzaba a aparecer mientras los primeros rayos del sol se colaban entre los huecos de la cortina del cuarto del pelinegro, un rayito rebelde se adentro al cuarto pegando directamente a la cara de este, el chico lentamente abrió los ojos tallandose con sus manitas estos comenzando a alejar la pereza de su cuerpo, hizo un pequeño mohin mientras observaba a la pared.

Duro 5 minutos sin hacer nada más.

Que mirar a la nada, hasta que escucho la alarma comenzar a sonar, se levantó de la cama con una sonrisa y se dirigió al baño, se miro al espejo con una gran sonrisa, este era su día, eso es lo que se decía siempre, cepillo sus dientes, decidió que no iba a bañarse pues lo había hecho apenas hace unas horas, se durmió tarde todo por estudiar para su clase y pensar en cierto chico pelinegro, si Yeonjun estuvo en sus pensamientos todo el día no dejándolo aprenderse párrafo alguno de su libro, no fue hasta ya caída la noche que se puso serio y comenzó a repasar para facilitar su aprendizaje en los temas, antes de acostarse tomo una ducha para refrescar su cuerpo y dormir tranquilo.

Salió del baño ya con el uniforme puesto y arreglado, se colocó perfume en sus manos mientras se arreglaba el cabello ligeramente, debía plancharlo para que se mantuviese en orden, el tipo ideal de Yeonjun siempre había sido una chica con cabellos lacios y bien arreglados, al menos eso era lo que escuchaba cuando las admiradoras del presidente merodeaban su butaca y le preguntaban alguna que otra cosilla sobre como sería su futura novia, y si, eso llegaba a entristecer a Beomgyu, por qué hasta donde sabía su tipo ideal debía ser lacia, bonita, tierna, bien arreglada,educada, inocente, pero lo más importante, debía ser ella no un el, siempre que le preguntaban si tenía algún interés en los hombres se reía y cambiaba de tema, le incomodaba, Beomgyu creía que le incomodaba que le preguntarán tan frecuentemente aquello por qué el jamás había demostrado que era gay, por ende sus esperanzas bajaban un poco cuando esté evadia la pregunta sin dar una respuesta concreta.

Pero no, no se daría por vencido, ese era su día, llevaba su primer carta en mano, esa que había escrito desde hace ya una semana pero no tenía el valor de entregarla, era el día, había estado rondando por el casillero durante la semana, tenía que entregarla o sino nunca lo haría, había escuchado que un chico de la clase de al lado había puesto sus ojos en el presidente, no quería que su amor platónico quedará en eso, un simple amor unilateral, tomó su mochila y la colocó en sus hombros, se acomodo el cabello y dio un último vistazo a su cuarto, ya llegaría después a acomodarlo, apagó la luz y bajo las escaleras, camino a la cocina y saco una leche de fresaz dio unos pasos y se agachó para tomar una pequeña escalerita, la colocó frente suyo y subió a esta para alcanzar las galletas en la última repisa, siempre las guardaba allí para evitar que se las acabase todas en un día, tomó unas cuantas y las guardo en una bolsita rosada, lo metió a su bolsita y apagó la luz, camino al recibidor y se colocó sus zapatos, tomó las llames de su departamento y dio una mirada a su reloj de pared, aún tenía tiempo para ir al autobús.

Bajo las escaleras de su casa alegre, antes de salir saludo al portero deseándole buenos días, camino hacia la salida, como extrañaba a sus padres, no vivía con ellos, lastimosamente, el tuvo que dejar la casa pues había conseguido una beca en una de las mejores escuelas, pero eso implicaba dejar su hogar, no quería en un principio irse pero toda su familia lo animo a no dejar pasar esa oportunidad.

Una vez que llegó a la parada, solo espero 2 minutos como mínimo antes de ver el bus escolar pasar, sonrió al señor, hizo un pequeño mohin al ver qué no había asientos disponibles, camino al final logro encontrar uno, mordió su labio inferior y cerro los ojos, el señor estaba por avanzar y a través del espejo lo miro apenado al ver con quién era el único asiento disponible.

— ¿Que esperas? Vas a quedarte allí parado hasta llegar a la escuela? Hay un asiento libre aquí.

Espero el pelirojo más tenido del instituto, Taehyun, sin más Beomgyu paso saliva duramente y miro al frente, sus mejillas estaban sonrojadas ante la vergüenza que había sentido por no haberse sentado antes, descolgó su mochila de su hombro y se sentó a su lado, sus hombros chocaban ligeramente, Beomgyu sintio una pequeña corriente extraña recorrer su cuerpo completo, mordió su labio inferior y bajo la cabeza.

— Lo siento — espero bajito mientras mordía su labio inferior.

— Tss — Taehyun solo rodo los ojos y se dedicó a mirar a la ventana, algo disgustado.

El pequeño pelinegro saco de su mochila unas ricas galletas de chocolate, y comenzó a comerlas, este tenía algo de hambre, paso la mano hacia su acompañante, no era un maleducado después de todo, ofreció una galleta a Taehyun.

— No quiero — eso fue lo que espero antes de que su estómago hiciera un ruido exigiendo ingerir un alimento, Beomgyu creyó ver un sonrojo tenue en las mejillas del pelirojo antes de tomar la galleta, sonrió levemente y ambos comían las galletas, algunos los miraban raro, jamás creyeron que aquel ser de maldad pudiese comer algo con azúcar y mucho menos creyeron haberlo visto aceptar que alguien se sentará a su lado, normalmente siempre rechazaba a todos y negaba que alguien tuviese un acercamiento a menos de un metro, sin embargo el chico tierno logro ir todo el camino a su lado sin que este se molestará y logro hacer que aceptará una galleta, algo nuevo para todos que no dudaron en compartirlo con el instituto en cuanto el carro freno.

𝘾𝙖𝙨𝙞𝙡𝙡𝙚𝙧𝙤 249 | TaeGyuWhere stories live. Discover now