06; o son ambas o ninguna

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Momo vio el momento exacto en que los ojitos felinos de su unnie brillaron de anticipación al ver la bandeja de comida chatarra que llevaba en manos, acercándose a la mesa del McDonald's donde habían ido a festejar la victoria del equipo de Sana

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Momo vio el momento exacto en que los ojitos felinos de su unnie brillaron de anticipación al ver la bandeja de comida chatarra que llevaba en manos, acercándose a la mesa del McDonald's donde habían ido a festejar la victoria del equipo de Sana. La beisbolista estaba a un lado de la omega, sonriendo con adoración cuando Dahyun se apresuró en sostener una de las hamburguesas para darle una enorme mordida hambrienta que logró mover los ingredientes y marchar su mentón con ketchup.

— unnie tenga cuidado, esa camiseta es bonita — la alfa menor le riñó risueña, agarrando una de las servilletas de los servilleteros metálicos para limpiarle el desastre, con Dahyun dejándose sin quejarse, sólo concentrándose en comer.

— Come despacio, vas a ahogarte, unnie.

— Tengo mudha hambre — la omega habló con la boca llena, tragando para después abusar del refresco que le pasó Sana, soltando un suspiro satisfecho —. No había comido nada desde que salí de clases para venir a celebrar.

— A veces me sorprende verte comer así — Momo murmuró con ojos divertidos la manera en que la unnie devoraba esa hamburguesa grande como si nada, para luego irse por sus papas fritas en el envase rojo, las cuales llenó de ketchup. Y Sana en cambio resopló cuando volvió a mancharse, sólo limitándose a limpiarla de nuevo, colocando esa vez una servilleta en su cuello para no ensuciar su ropa.

Dahyun se sintió un poquito avergonzada por ello, pero en vez de quejarse se dedicó a seguir comiendo bajo la mirada de sus alfas que también se habían unido a comer con ella para no dejarla sola. Y es que en verdad no había mentido; no probó ni un sólo bocado de comida ni siquiera cuando Nayeon le ofreció almorzar con ella, porque quería llegar a celebrar como se debía cuando Sana ganara. Incluso cuando ni siquiera había terminado el partido, Dahyun sabía que su pequeña alfa podía aplastar sin ningún problema al equipo contrario, ¿cómo no? Si Minatozaki Sana era la mejor a sus ojos. Podía todavía ser una cachorrita, pero era increíble cuando mandaba a volar a la pelota y corría con agilidad para lanzarse a primera base logrando ganar con facilidad.

Además, se veía condenadamente guapa con el uniforme que se amoldaba a la perfección con su cuerpo. ¿Era extraño pensar que incluso sucia era sexy? Porque Dahyun se atrapó en varios partidos lamiéndose los labios cuando sus felinos ojos se deslizaban por las piernas duras y fuertes de la alfa hasta llegar a su trasero, y esos brazos que se tensaban cuando sostenía el bate, venas saltando debido a la fuerza.

— Eish unnie, en serio — la risa de Momo la sacó de su ensimismamiento cuando Sana se volvió a quejar porque Dahyun ahora había derramado el refresco sobre su barbilla por andar distraída. La omega tragó saliva nerviosa por el rumbo extraño de sus pensamientos, quitándole la servilleta a la rubia para limpiarse ella misma, ignorando el calor de sus mejillas por el bochorno.

— ¿Quién es el bebé ahora, eh? — gruñendo, Dahyun le lanzó la servilleta usada a la pelinegra, quien siguió riéndose por el ceño fruncido de la omega.

Cappuccino Candy [SaiDahMo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora