08; ¿qué era más extraño?

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Momo escuchó las quejas de las miembros del equipo de béisbol cuando el entrenamiento terminó, observándolas caminar por la gigantesca cancha para dirigirse a las duchas

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Momo escuchó las quejas de las miembros del equipo de béisbol cuando el entrenamiento terminó, observándolas caminar por la gigantesca cancha para dirigirse a las duchas. Buscó la cabellera rubia de Sana, encontrándola en las bancas acomodando su bolso deportivo, por lo que se acercó a pasos calmados. Minatozaki pareció notarla, pues levantó su cabeza en cuanto el fuerte aroma de la cafeína tostada inundó sus fosas nasales, su alfa interior de pronto animada siendo que hasta hace unos segundos estaba agotada por todo el ejercicio.

La pelinegra le quitó la gorra azul marino del cabello para ponérsela, después pasando sus largos dedos por el cabello oscuro de la alfa menor para peinar el desastre que creó. Sana sintió un vuelco en su corazón, junto a su alfa mover la cola como una cachorrita contenta.

— ¿Para qué querías que viniera? — Momo escondió sus manos en los bolsillos de su chaqueta de mezclilla después de peinarla, mirándola atenta.

Y Sana tragó saliva nerviosa, sentándose en las bancas para palmear a su lado invitándola a acompañarla. Hirai se sentó con las piernas ligeramente abiertas, teniendo que acomodar la gorra del uniforme deportivo para observarle mejor, esos ojos castaños brillando en verdadera curiosidad. Después del mensaje de Sana, Momo había estado el resto de la jordana escolar pensando sobre ello, con un presentimiento extraño que no podía explicar, pero que hacía a su loba retorcerse de anticipación. La rubia parecía ansiosa, jugando con sus manos y mirando hacia diferentes direcciones con tal de no verla a la cara, y eso únicamente ponía a la alfa mayor confundida.

— ¿Está todo bien? Te ves... intranquila.

Suspirando, Minatozaki se atrevió a verla un segundo antes de desviar sus ojos y enfocarlos en las grandes manos de la pelinegra. — Estuve hablando con mis amigas, ellas dijeron que... éramos rivales.

— Oh...

— Y bueno, ellas en realidad tienen razón — finalmente se enfocó en su rostro, observando en Momo una expresión tensa que endurecía sus facciones y la hacía ver más dominante de lo que ya era —, es verdad porque...

— Porque ambas vamos tras la misma omega.

Asintió, suspirando profundo. — Pero yo no te veo como un rival, ¿sabes? Mi alfa incluso está bien con tenerte cerca de la omega a quien quiere cortejar.

Y es que mentira no era, Sana tuvo que indagar en sus recuerdos para tratar de buscar un solo momento en que se sintiera verdaderamente amenazada de Momo, incluso tuvo que concentrarse en ponerse en contacto con su alfa interior para así llegar a la conclusión de que ambas no veían a Momo como una rival. Hirai era amigable, simpática y elocuente, era una alfa tan alegre y educada que era imposible no encariñarse. Al principio, cuando comenzaban a lidiar con ese lío amoroso, tal vez sí la odió un poquito producto de los celos, pero eventualmente terminaron encantadas. Su alfa y ella, a ambas les agradaba Momo.

Cappuccino Candy [SaiDahMo]Where stories live. Discover now