Capitulo 25

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Mi mente se desmoronaba al pensar en lo que había pasado en el aula de Tecnología. 

Mi vida se volvió en una mierda en menos de 20 minutos. Miento, mi vida ya era una mierda desde antes. 

Salí del baño dispuesta a largarme del colegio. 

- ¿A dónde vas? - escuché.

Me giré y vi a Evie preocupada. 

Volví a girarme y seguí mi camino. 

- ¿No piensas decirme nada? - siguió hablando mientras trataba de alcanzarme. 

Negué con la cabeza.

No quería hablar con nadie porque sabía que iba a llorar si lo hacía. 

Solo quería irme. 

- Lucians me dijo que saliste corriendo del aula.- dijo pausadamente - ¿Qué pasó?

Solo la miré de reojo y salí del colegio. 

No quería explotar con Evie, debía controlarme. 

Cuando esperé el bus, nuevamente recordé lo que había pasado y volví a llorar. 

Me dolía aunque no lo aceptara. Me dolía y mucho. ¿Por qué se había vuelto tan importante para mi? Tampoco es que haya hecho mucho en mi vida. 

Me ilusioné demasiado rápido tal vez. O quizás el mínimo de atención que me daba, hacía que mis días sean felices. 

Ahora ni sabía mi nombre. 

Subí al bus y me senté al fondo. 

Miré desde la ventana a las personas pasar. Debería estar preocupada por cosas más importantes como esta. Esto era patético. 

Lastimosamente, no podía sacar de mi mente que nuevamente había salido herida. Pablo hace unos meses me hizo lo mismo. O fue peor. 

Aquella vez no lloré como ahora. No me derrumbé como ahora. No me sentí tan mierda como ahora. 

¿Qué era de diferente entre Pablo y el profesor Darius?

Una vez en el instituto, decidí ir al baño primero. 

Tiré mi mochila en el piso y me volví a mirar al espejo. Mis ojos se veían cansados e hinchados por haber llorado. Mi cabello estaba desordenado por las veces que lo toqué para buscar en mi mente razones por haberme enganchado tanto del profesor. Mi rostro estaba pálido. Me veía horrible. 

Nuevamente me eché agua. Refresqué mi rostro. 

¿Acaso esa era una forma del profesor Darius de demostrarme que él no se podía interesar en alguien tan insignificante como yo?

Probablemente se dio cuenta que me atrae. 

Golpeé el lavabo. 

Para el colmo, había aumentado su ego. 

Como odiaba eso. 

Pero realmente me sentí ridícula. Y humillada. 

- Hola, ¿trajiste el tigre?

Encima salí corriendo del aula como una llorona. Seguro lo notó y se sintió más importante. 

- ¿Victoria?

Levanté la vista y vi a Jorge. 

- No me mires así.- me dijo - ¿Trajiste el tigre?

Salí del baño dispuesta a ignorarlo, porque mi humor no estaba bien y probablemente iba a estallar en ese mismo instante. 

- ¡Victoria, lo prometiste!- gritó. 

Cállate, por favor. Cállate. 

- ¿Enserio tus promesas no valen nada?- dijo sarcástico. 

Suspiré fuerte y subí los escalones a prisa. 

- ¿Por qué estás así? - me dijo - No te preocupes si no trajiste el...

- ¡Cállate! - exploté - ¡Cierra tu maldita boca! ¿No tienes algo más importante que hacer? ¡¡¡¿Enserio?!!!

Me miró extrañado. 

- Cálmat...-

- ¡Que te jodan! - grité nuevamente - Al parecer no tienes nada más importante que hacer, me importa una mierda tu maldito peluche ¿Entendiste? ¡¡¡¡Una mierda!!! No me vuelvas a molestar - lo empujé y él no se defendió, solo me miraba sorprendido - ¿Te asustaste? ¿No vas a decir nada? Es que eres un maldito cobarde, detesto tu maldita presencia en cada clase que llevo ¡Esfúmate! 

Y me giré hasta los escalones. 

Tomé un suspiro enorme. Aquel peso que estaba reteniendo, se había ido. 

Ingresé al salón a tomar la clase y me senté al fondo. 

- ¿Viste a Jorge? - me preguntó Sandra. 

- ¿Me debería importar Jorge? - dije sarcástica. 

- Solo te lo preguntaba.- dijo algo asustada por mi respuesta.

- Pues no preguntes. 

Bufé. 

¡Qué molesta era la gente hoy día!

A pesar de todoحيث تعيش القصص. اكتشف الآن