Capitulo 26

7 0 0
                                    

Me levanté y solo sujeté mi cabello. Lavé mi cara y salí hasta el colegio. 

Evie se me acercó. 

- ¿Qué te pasa? Estas rara.- me dijo. 

- Que no te importe.

- Me importas, Victoria.- dijo seca. 

Solo seguí mi camino hasta el salón de clases y me senté al fondo. 

La profesora de Literatura nos daba clases. Era la profesora joven y bonita. ¿Ese es tu nuevo ligue, profesor Darius?

Seguro de ella no se olvidaría, porque era mayor y bonita. 

No una mocosa como yo. Además de estúpida. 

Me pregunto si ellos se siguen hablando.

Era muy probable. La profesora era bastante atractiva, harían una buena pareja. 

No había sido aceptada por alguien de mi edad como Pablo, tampoco sería aceptada por alguien mayor. 

No servía ni para ligar. 

¿Qué mierda estaba pensando para ilusionarme así?

Odié mis malditas ilusiones, fantasías y días "felices". 

Odié sentirme especial por la forma en que me miraba. En la que me hablaba. 

Odié el maldito día que me inscribí en ese concurso. 

¿Por qué lo conocí?

- Señorita Victoria.- me llamó la profesora de literatura - La estuve llamando ya tres veces. 

Solo la miré. 

- Quiero saber su opinión acerca del concepto del amor que se maneja en la obra "Cantares Galleos" de Rosalía De Castro. - me miraba fijamente. 

- No existe el amor, solo es ilusión.

- ¿Es una opinión personal o es desde la perspectiva de la obra?

Me importa una mierda la obra. 

- Es mi perspectiva  subjetiva de la obra.- solté.

- Ya veo.- dijo - ¿Se ha enamorado alguna vez, señorita?

- Ilusionado.

- ¿Cuál es la diferencia entre enamorarse o ilusionarse? - siguió preguntando.

- Ilusionarse no es recíproco. 

Se giró y sonrió internamente. 

- Me parece que su "perspectiva subjetiva de la obra" es más bien, una perspectiva desarrollada ante una experiencia personal. - parecía entretenida preguntándome todo esto.- ¿No es así?

- Quizás.

- No sea tan pesimista acerca del amor.- dijo la profesora mirándome algo animosa.- Puede herirte, como también traerte momentos muy bonitos. 

Me gustaba el profesor Darius. Pero... ¿Enamorada yo de él?

¿Acaso era por eso que me dolía tanto?

No, solo era una maldita ilusión y ya. 

.

.

Había pasado una semana. Una maldita semana.

Era el horario de receso, por lo que me dirigí al baño. 

Me sentí mareada de repente. 

No veía nada y mi cabeza dolía. 

Sentí caerme. 

- ¡¡¡Victoria!!! - logré escuchar. 

.

Me levanté en la camilla de la enfermería del colegio. 

- ¿Victoria? - escuché a Evie.

- Ya se despertó.- dijo la profesora Ofelia, mi tutora. - Iré por una botella de agua. 

Me sentía muy cansada y mi cuerpo no me respondía. 

Intenté levantarme.

- Ni lo intentes.- dijo Evie - Estás muy débil.

- Tengo que ir al institu...- fui interrumpida.

- ¿Puedes oírme por una maldita vez, Victoria? - soltó de repente. 

- No comiences de nuevo Evie, ya te dije que no quiero hablar - dije ya colmada de sus constantes intentos de saber que me pasa. 

- Victoria, estás comportándote como una idiota.

- Yo soy una idiota, Evie - la miré fijamente. 

- ¿No te importo? - dijo de repente y sentí un tono de dolor en su voz. 

No respondí. 

Sentí la palma de su mano en mi mejilla. Me había abofeteado. 

- No te importa nadie más que tú, Victoria - soltó - Mi abuela murió hace dos días y no me dijiste nada. Y eso no me importó, sigo aquí para ti, porque te quiero.- vi sus ojos cristalizarse.- Pero, tu sigues desmoronándote y hasta ahora no sé la razón. Me siento desesperada. ¿Lo entiendes? No me debería importar tu vida, pero lo hace. Estás mal, Victoria. ¿Te das cuenta que tu nivel de azúcar estaba demasiado bajo y te desmayaste? Ni siquiera te cuidas a ti misma. Todo desde ese maldito día. 

- Ese maldito día, aquel maldito día, es en donde me di cuenta que yo soy una mierda.- miré hacia otro lado.- Soy tan insignificante que el profesor me olvidó en menos de una semana. Soy tan miserable que traté mal a un compañero del instituto de idiomas que ahora ni me dirige la palabra. Soy tan despreciable que me gustaba una persona por 10 años y a la que llamaba mi mejor amiga, me lo quitó en menos de 10 meses. Soy tan imbécil que rechacé a un chico que realmente valía la pena. Soy una maldita inútil.  

- Cállate.- me dijo Evie - No digas que eres una mierda, porque yo no quiero ni aprecio a mierdas. Tú vales mucho y si alguien no te correspondió, pues déjalo y ya.- tomó mis mejillas para mirarme directamente.- Mírame, tienes que salir de esto, porque si no lo haces, tendré que golpearte más fuerte. Si te vuelvo a ver desmayada no te voy a ayudar aunque te estés muriendo, porque la única culpable serás tú. ¿Me escuchaste? No vuelvas a menospreciarte. ¿Te olvidaste de tus metas? ¿Eh?

De mis ojos volvieron a brotar lágrimas. Ya estaba cansada de llorar. 

Evie me abrazó. 

Agradecía que me acompañara en cada momento en donde me desmoronaba. 

- Te quiero mucho.- dije abrazándola más fuerte. 

A pesar de todoWhere stories live. Discover now