Capítulo 27: Golpe bajo

9K 278 24
                                    

ANGELA

Fue un desastre. Se reían, todos ellos, y yo me sentía como si estuviera en un escenario con un foco gigante sobre mí, y el público fuera capaz de ver mis puntos más débiles y de señalar mis vulnerabilidades sin mucho esfuerzo.

Nunca había sido objeto de tal acoso. No es que fuera popular en el instituto, ni mucho menos, pero nunca había sido el centro de atención de los chicos guays.

Yo era tranquila y me desvanecía en el fondo con facilidad, así que burlarse de mí no habría sido muy entretenido.

¿Pero aquí, en un lugar como este? Sobresalía como un pulgar adolorido. Sabía que con este vestido, con esta multitud, parecía que estuviera tratando desesperadamente de encajar. Y me había casado con Xavier Knight, que era la pièce de résistance de la élite.

Así que era un blanco fácil. Pero aún así, no podía creer que me trataran así. Ya no estábamos en el instituto. ¿No deberían haber evolucionado?

Estaba en el baño, en la estancia para discapacitados. Normalmente nunca ocupaba este lugar porque no era justo para las mujeres en silla de ruedas que realmente lo necesitaban, pero esta era una emergencia.

Las lágrimas habían empezado a brotar cuando empecé a correr tan rápido como mis tacones me permitieron hasta conseguir salir fuera del salón de baile, y lo único en lo que podía pensar era en que necesitaba un lugar seguro donde esconderme.

La puerta del baño para discapacitados era la única que estaba abierta, así que era mi única opción. No podía dejar que los asistentes de la gala me destrozaran, así que entré de un salto y cerré la puerta tan rápido como pude.

"Conversación WhatsApp "

ANGELA
Em

¿Estás ahí?

EM
Si en la tienda

Estoy ayudando a un cliente, ¿estás bien?

ANGELA
Sí...

Estoy bien

"Fin de la conversación "

No sabía por qué no le decía a Em la verdad, que era el hazme reír de toda la ciudad. Que obviamente no encajaba, como había estado diciendo todo el tiempo.

Que mi propio marido me hubiera derramado sangre de cerdo si eso hubiera sido parte del plan que las chicas habían tramado.

Pero luego me di cuenta de que era porque nunca me habían humillado así. Nunca me había sentido tan avergonzada y tan apenada a la vez que incluso hablar de ello me abrumaba.

Pensaba que mi brújula moral, y mi adhesión a ella, me permitirían mantenerme siempre erguida y orgullosa de mis actos. Pero aquí estaba, en un baño para discapacitados, lloriqueando por haber comido un poco de pan.

Cogí un trozo de papel de váter y me limpié las mejillas. Estaba harta de sentirme mal conmigo misma. Y me di cuenta de que desde que había conocido a los Knight eso era lo único que había estado haciendo.

Me soné la nariz con el papel higiénico y decidí que era suficiente.

Ya no me compadecería más de mí misma.

UNA PROPUESTA INMORALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora