Su Pequeña

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Había veces en las que Milenka se comportaba como una adolescente madura, sería, egoísta, egocéntrica, peleonera... pero habían ocasiones cómo esta en la que sólo actuaba como una niña pequeña y caprichosa.

Desde que había abierto los ojos en la mañana tenía esa idea en la cabeza de querer ir a cenar a un lugar elegante, y lo iba a conseguir.

Fue hacía su tercera opción, era mejor ir descartando personas. De un portazo y sin tocar entró a la habitación de su hermano, quien estaba sentado frente a su escritorio haciendo unos apuntes en su computadora.

—Owen.

—No. — interrumpió antes de que dijera algo.

—Llévame a cenar. —dijo sin importarle la cara que su hermano menor puso.

—Déjame pensarlo... No. —se giró dándole la espalda, causando el enojo de su hermana, pero no perdería el tiempo con él.

Fue a donde su madre.

Ella se encontraba revisando unos documentos que parecían de la FEMF.

—Mamá. —la llamó.

—¿Qué sucede, cielo? —Rachel levantó la vista de sus papeles y le sonrió a su hija.

—Quiero ir a cenar, llévame.

La mujer respiró hondo antes de hablar suavemente.

—Cariño, hoy no podemos salir, lo lamento. —explicó— Quizás mañana. 

La adolescente hizo varias muecas antes de salir enojada hacia su último lugar.

El despacho de su padre.

—Papá. —lo llamó en cuanto lo vió —Quiero ir a cenar.

—¿Y a mi qué? —ni la miró.

—Llévame.

—No.

Ella apretó los puños. Y ahí se formó una gran pelea, pelea que hizo que Owen saliera de la casa por los gritos que estaba pegando su hermana, y que Rachel le comenzará un dolor de cabeza. Pero no iba a intervenir, las pocas veces que lo ha hecho a salido con una jaqueca terrible.

—¡Tengo trabajo, Milenka!

—¿Y es qué acaso eso es más importante que tu hija? —se cruzó de brazos —¡Mejor véndeme y así te desases de mí!

—Me estás dando un horrible dolor de cabeza. —el hombre se frotó la sien.

Quince minutos, llevaban discutiendo quince minutos.

—¡Sólo te estoy diciendo que váyanos a cenar! —hizo un puchero que comenzó a llamar la atención de su padre — Hace muchos meses que no pasamos tiempo juntos, sólo tu y yo...

El hombre la observó desde su lugar. Sí, estos meses han sido algo ajetreados y muy pocas veces está en casa, o cuando lo está se la pasaba trabajando.

—Yo sólo quería pasar una tarde contigo... pero si estás tan ocupado ya no te molesto. El trabajo es más importante. —se volteó para irse.

Christopher soltó una respiración cansada antes de hablar.

—Tienes menos de una hora para estar lista, menos de una hora Milenka.

La joven sonrió y soltó un chillido antes de ir y abrazar a su padre con fuerza, dándole un beso en la mejilla y luego salir rápido del despacho para ir a su habitación.

El mayor de los Morgan se levantó de su silla y comenzó a caminar a la salida, parando de golpe al caer en cuenta de lo sucedido. Rodó los ojos por eso. Una vez más había caído en las manipulaciones de su hija.

Una hora y quince minutos después, Milenka bajaba las escaleras con un vestido negro puesto. Su padre al verla negó.

—Sube y cámbiate, ahora.

—Por supuesto que no.

—Milenka...

—Si quieres quédate aquí esperando por mi una hora más...

Christopher ya cansado comenzó a caminar hacia su auto. Rachel los miraba divertida a ambos mientras veía la hora del reloj.

Llegaron a un restaurante hermoso y lujoso. Con sólo decir el nombre y apellido, los dejaron pasar a ambos llevándolos hasta una mesa en el segundo piso del lugar.

Milenka sonreía al ver que su padre traía cara de querer estrangular a la primera persona que lo jodiera, pero también lo hacía al ver que, a su modo, estaba intentando tener una cena tranquila.

—Deberíamos hacer esto por lo menos una vez al mes. —habló la adolescente.

—¿Y tener que esperarte más de una hora para que estes lista? Por supuesto que no.

—Ya veras que sí, me traerás a cenar una vez al mes, te guste o no lo harás. —río .

Pasaron una cena divertida a su manera. Cual quiera que los viera no entendería de lo que hablaban, pues ellos tenían temas de conversación muy al estilo Morgan.

-Oye papá, si te digo que estoy saliendo con alguien, ¿qué me dirías?

—¿Estás saliendo con alguien? —Christopher levantó una ceja.

—No, pero responde.

—Te diría que me dieras su nombre y dirección, así se les podría mandar a sus padres el cadaver de su hijo. —lo dijo como si fuera lo más común del mundo.

Ella no salía con nadie, no ahora. Pero le llamaba la atención un chico que desde hacía ya unas semanas la estaba intentando conquistar, y hace unos días la invitó a salir. Ella no le contestó, pero lo estaba considerando.

Cuando la cena acabó e iban de camino a la mansión, Milenka terminó dormida con la cabeza recostada en la ventana del auto. Al llegar a su hogar y al Christopher darse cuenta que su hija había terminado profundamente dormida, este rodó los ojos y soltó un suspiro de agotamiento.

Aún así abrió con cuidado la puerta del lado de la chica y la tomó en brazos. Ella recostó la cabeza en el hombro de su padre mientras la llevaba a su habitación. Al dejarla en su cama, Milenka habló en un tono bajo.

—Te amo mucho, papá, gracias por lo de hoy. —abrió los ojos sólo un poco y le sonrió a su padre, pero rápido se le volvieron a cerrar.

Sólo sintió como él le dejaba un beso en la cabeza y cerraba la puerta de su cuarto.

Ellos podían discutir bastante por tonterías, enojarse el uno con el otro. Ella podía sacarlo de quicio muchas veces, pero al final, Milenka adoraba a su padre... y para Christopher, ella siempre iba a ser su pequeña.

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Fanfics Morgan James Donde viven las historias. Descúbrelo ahora