CORAZONES SOLITARIOS (2 MIN)🔞 [EDITADA]

10.TE AMO CORAZÓN ABANDONADO

 Minho se encontraba acomodando mercancía, en los anaqueles del fondo del Mini Super. De pronto escuchó unas carcajadas, las cuales provenían de tres adolescentes de entre 15 y 17 años; estos acababan de entrar al lugar e inmediatamente se separaron y cada uno de ellos se dirigió a un pasillo diferente. Se oía cómo manoseaban los productos y los iban botando en lugares distintos a como estaban clasificados; era una manera de distraer a los empleados.

Minho asomó la cabeza por una de las esquinas y alcanzó a ver perfectamente como la única chica del grupo tomaba una caja de uno de los congeladores, y lograba esconderla debajo de una sudadera grande que llevaba. Ella pasó a un lado de él, y se le quedó mirando a Minho por unos segundos; sabía que la había pillado, pero trató de ponerle mala cara para intimidarlo; sólo que estaba equivocada. ¿Cómo es que Minho sentiría amenaza de una chica de su edad? A pesar de que ella quería aparentar ser una chica rebelde: tenía un piercing en la ceja derecha, un pequeño tatuaje de corazón en su pómulo izquierdo, su cabello estaba rapado a los lados, y el centro era color púrpura. Él, que era un hombre que vivió años en una cárcel, rodeado de criminales; eso sería irrisorio. Esto parecía ser una travesura de niños, pero igual, si no se ponía un alto a tiempo, después eso resultaría casi imposible de corregir.

Minho quiso hacer lo que pensó era lo correcto. – ¡Eyyy, niña! Yo que tú, mejor devolvía eso a su lugar. Y les diría a tus amigos que se marchen antes que la dueña llame a la policía.

La chica intensificó su amenazante mirada hacia Minho, para luego decirle. – Mire señor, no me importa lo que crea o diga. Yo no he tomado nada, lo que pasa es que usted ya está bastante grande y ve cosas en donde no las hay.

Minho con toda calma le contestó. – No estoy viendo de más, eso te lo aseguro. Y si eres inteligente harás lo correcto y pondrás ahora mismo de nuevo esa caja en su sitio. A menos que quieras ir detenida por sustraer algo sin pagar por ello.

La adolescente ya estaba perdiendo la poca paciencia que tenía, y les llamó a sus dos amigos que continuaban su labor de desordenar el lugar. – Yesung, Hee; vámonos parece que aquí discriminan a los chicos como nosotros.

– Sí, marchémonos. – Dijo el que se llamaba Hee. – Este lugar apesta, no deberían darles permiso de vender, sino no lo van a hacer de buena manera. – El otro chico Yesung le siguió el juego haciéndose el ofendido.

– Oiga anciano, debería arreglar sus modales, y pedirle una disculpa a mi hermana Dreams*, nosotros sólo estamos aquí para comprar un pastel para ella, hoy es su cumpleaños 15, y aunque la vea así de fea, su corazón es bello. – Cállate Yeye, no me ayudes; además este señor no tiene por que saber eso, a la gente como él lo que menos le interesa es nuestra vida.

– Te equivocas niña. – Replicó Minho. – Tan me importa que por eso mismo es que te estoy advirtiendo que eso que haces está mal. Por favor hazme caso, no sabes lo que es estar en prisión, es una experiencia muy dolorosa. No se la deseo a nadie, y menos a unos chicos de su edad. ¿Acaso sus padres saben lo que hacen?

Los tres adolescentes se voltearon a ver entre sí, para luego echarse a reír sonoramente. -Jjajajajaja. – Después la chica habló. – Nosotros somos nuestra propia familia, no necesitamos a nadie más para que nos estén jodiendo.

– Pero ustedes son menores de edad, tienen que estar bajo la supervisión de por lo menos un adulto. – Bien se ve que usted no sabe nada, seguro es que al salir de aquí, y llegar a su casa, su esposa e hijos lo esperan felices.

-A nosotros, hace mucho que nadie nos extraña, nadie se preocupa por si comemos, si enfermamos, o si vamos al colegio. No señor, eso no es para nosotros. Así que mejor le voy a dar un consejo; guárdese sus comentarios de buen samaritano, tratando de enderezar a estas almas descarriadas. Estamos bien con lo que somos y tenemos, no nos hace falta nada. Nuestra familia está completa. – Bien dicho Dreams*. – Le dijo el chico Hee.