En sus garras ⛓️❤️ [En Curso]

†18† Algo importante (parte 2)

Capitulo dedicado a: Adriana_02Chirino

Te debía la dedicatoria en este cap por tu cumpleaños,
te quiero mucho 🖤🌻

Sandy

«Cuando tienes comprada la ley de este mísero pueblo, todo es legal, pequeña... Si Christian Grey pudo tener un contrato para saciar sus deseos carnales, ¿Por qué yo no?»

Sus palabras se quedan grabadas en mi mente, se repiten y repiten, creando un bucle interminable de su voz mezclada con los estragos que causa en mí cada que habla con su tono dominante, ¿Se puede ser más crédula? No, creo que no, solo a mi me pasa esto.

¿O no? ¿Será algo que el propio destino pactó con el mismísimo lucifer para hacerme ver qué la vida que llevaba no era la mejor?

Que idiota... Pues, claro que sí.

Destino, si querías que me diera cuenta no tenías que mandarme un secuestrador tan atractivo.

Mis pensamientos son un desastre, mi vida en general lo es, en este momento todo me parece un desastre.

A mí alrededor, todo es un revuelo de papeles, fichas, palabras raras y preguntas, todo por el contrato.

No sé de dónde sacó Monster a este abogado, se presentó como Michael Meyers, cabello castaño un poco largo peinado con gel hacía atrás, barba recortada, de complexión mediana, se nota que se mantiene en forma por como se le marcan los músculos en su traje azul oscuro, se ve bastante pulcro y profesional, a excepción de esto, un trabajo bastante turbio para alguien como él.

Pero no para alguien como Monster...

Ambos hombres de traje se encuentra al otro de la gran mesa rectangular de reuniones de Monster, y yo al otro lado, en la otra punta. Están terminando de hablar sobre el acuerdo, escucho sus voces pero mi mente las mantiene lejanas. Siento mi estómago encogerse, no sé si por miedo, pánico o hambre, por reflejo subo mi mano hasta mi abdomen aún viendo a la nada.

De repente, salgo de mi trance para ver el brazo de Margarita dejar un plato con un sándwich. Busco su mirada, ella también, y me coloca la mano en el hombro, aprieta levemente y se va.

Mi mirada va de vuelta al plato y luego a mi secuestrador, quien quita su atención de su abogado para mirarme a mi un instante.

Él se dió cuenta y la ha llamado.

Odio que tenga el control sobre todo esto, hasta en mí, hasta en mis comidas.

Sin más, empiezo a comer, sin importarme que estos dos hombres estén hablando de mi libertad como si estuvieran hablando del clima. Por un momento, presto atención mientras como.