Capítulo 20: La sensación de perderlo me ahoga

1.9K 158 16
                                    

-Cierras los ojos intentando dejar la mente en blanco, pero es imposible, no puedes, sufres y te frustras. Todos esos pájaros revoloteando en tu cabeza no te dejan dormir, no te dejan pensar y acabas cayendo poco a poco. Cierras los ojos en busca de esa paz mental, en busca de encontrarte mejor contigo misma, de ver lo bueno que tienes alrededor y de intentar buscar ese atismo de positividad. Tratas de buscarte y te acabas dando cuenta de que es imposible encontrarte porque no estás. Desapareciste cuando más te hacías falta y te preguntas donde has estado todo el tiempo que te has necesitado. Te descuidas, te enfadas, lloras, apenas sonríes, le das vueltas a la cabeza y te acabas olvidando de ti misma. Fingir estar bien, sonreír a todo el mundo, hacer como que todo va sobre ruedas, aceptas planes que no te apetecen, todo lo que haces piensas que está mal. Pensar que no vales para lo que te gusta, acabas pensando que realmente la gente está a tu lado por pena y que no sientes ese cariño que tanto te hace falta. Enemigos constantes donde en el primer escalafón estás tu misma. Te reprochas todo tipo de cosas, te exiges demasiado, lloras, te enfadas y vuelves a caer en un agujero negro de donde es muy complicado salir. No tienes ganas de nada, solo de tumbarte en la cama y llorar sin motivos, nadie te comprende o más bien piensas que nadie te comprende. Te haces una bolita y piensas una y otra vez en todo lo que está mal y te acabas dando cuenta de la realidad. Hundida, en un pozo metida donde no hay escapatoria, ves los rayos de luz, pero apenas tienes fuerzas para salir a la superficie y disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. Te das cuenta de que no estás bien, te das cuenta de que no estás directamente, despareciste un día y hasta entonces no te has visto. Aprecias ese momento del día en el que por algún casual has sonreído y lloras, pero lloras de felicidad porque aun estando en tus peores momentos te das cuenta que hay algo que te hace feliz, aunque sea pequeño ahí está. Dentro de toda esa oscuridad negra, hay un arcoíris esperando tu llegada. Empiezas a valorar lo que haces y no te parece tan malo, a ti te gusta y es lo que importa. Te plantas delante del espejo y ves un alma en pena, te ves realmente a ti misma y te das cuenta de que estás hundida, te das cuenta de que te has pasado demasiados días pensando en todo lo malo que tienes en vez de apreciar todo lo bueno. Te permites llorar, pero tras la última lágrima te sonríes a ti porque te lo mereces. Tu primera sonrisa siempre debe ser tuya. Tú vales, tú mereces la pena y vas a salir de esta. No te tengas miedo a contar lo que te pasa, no tengas miedo al rechazo y mucho menos a la soledad. No te dejes caer, porque si tu no te valoras nadie lo hará. Llora cuando tengas que llorar, exígete lo justo y necesario, pero quiérete, valórate, ámate, cuídate y lo más importante nunca te olvides de ti, piensa en ti cada día, busca esos pequeños momentos, esas pequeñas cosas que te hacen feliz. Esa persona, esa sonrisa, esa serie, esa frase, ese abrazo, esa risa, esos pequeños detalles son los que marcan la diferencia. Hoy estás mal, hoy no te encuentras, hoy quieres perderte, hoy no quieres hablar, hoy no quieres reír, no lo hagas. No siempre hay que estar bien, pero prométeme que mañana vas a intertar que toda esa negatividad, esa rabia, esas exigencias, esos enfados, bajen la intensidad para dar paso a los sonrisas, a la positividad, al disfrute, a soñar, a vivir la vida como toca. No siempre estamos bien, la mente nos juega malas pasadas y es normal lo que nos pasa. Y ahora en primera persona, no estoy bien, no lo estoy y no puedo más porque quiero dejar de estarlo. Al final me acabo refugiando en lo que más me gusta y me frustra no sentirme realizada cuando lo hago porque me da la sensación de que todo está mal. No me gusta lo que veo cuando me miro al espejo y sé que algún día me gustará, pero a día de hoy no. Y da rabia pensar que estás haciendo las cosas mal y apenas puedes cambiarlo. No tienes la fuerza necesaria para hacerlo, prefieres estar mal y sufriendo en vez de hacer algo para cambiarlo. Yo sé que pronto esto será una anécdota más que contar, pero a día de hoy me siento como si estuviera en un agujero negro, en el lado oscuro de la vida, encerrada en una jaula sin poder salir. No hay nada que me pueda sacar solo mis ganas de cambiar y las ganas de la gente de mi alrededor. El primer paso es mío, lo voy a dar, pero todo a su debido tiempo. Yo confío en mí, confío en que algún día pueda mirarme al espejo y verme divina, de quererme, como me merezco, de aceptarme tal y como soy. Confío en mi porque un día lo hice y si hace tiempo lo conseguí ahora puedo hacerlo. Quiérete, valórare y atrévete. Que más que tú no te va a querer nadie.

Cuenta atrás ▪︎ NICO GONZÁLEZTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang