55: ADULTEZ

2.5K 324 361
                                    

—Las estrellas se ven muy lindas así.

Seguimos viajando en auto con nuestras manos entrelazadas debajo de los manteles. Yo no he dicho nada, él parece querer hablar hasta por los codos.

El aire frío golpea nuestros rostros sin mucha fuerza aunque los abrigos que llevamos nos protegen. A nuestros lados hay cosas, algunas cajas y contenedores pequeños que llevan comida fría, esa que probablemente recalentaremos al llegar a la casa de los Kageyama.

Hay música. Yo he decidido subir el volumen de mi teléfono y poner en aleatorio mi lista de reproducción que cree de más joven. Contiene música que me recuerda a Tobio aunque nunca he tenido el valor suficiente para decirle.

—Parece la escena de una serie —siguió hablando. Yo seguí mirando al cielo—. Ya sabes, esa escena donde los protagonistas están juntos y una canción lenta y romántica suena de fondo... Y claro, luego se besan.

—Pero no estamos en una serie.

—Exacto... —dijo con un poco de desilusión.

Solté un suspiro y una canción lenta comenzó a sonar.

Kageyama acarició el dorso de mi mano con su pulgar y yo giré mi rostro. Él me estaba viendo.

Aquellos ojos por los que caí de joven seguían siendo tan hermosos y brillantes como siempre. La luna brillaba sobre ellos, dándome una vista única. Kageyama me observaba con sus cejas levemente alzadas, pareciendo un cachorrito. Yo me pregunté qué es lo que quería.

—¿Puedes perdonarme?

—Vaya —solté una risa falsa—, esta vez no ha sido por mensaje.

—No hay cobertura aquí —bromeó dando un apretón a mi mano—, y también es un buen momento.

—Supongo que sí —suspiré devolviendo mi mirada al oscuro cielo.

—¿Quieres volver conmigo? —hizo la misma pregunta de todas las noches.

Esta es un momento para decirle que sí.

Pero verlo a los ojos me hace acordar a lo que pasó. Todos los días que lloré por él, todas las veces que sus palabras me hirieron...

—Sé que estás pensando que es una mala idea —interrumpió mis pensamientos—, sé que sigues sin confiar en mi realmente y que te lastimé mucho... pero si me das una segunda oportunidad no volveré a hacerlo. No pasará nunca más.

Suspiré.

—¿Y qué pasará cuando lo hagas? —pregunté volviendo mi vista a él. Kageyama se sorprendió. —¿Qué pasará cuando vuelvas a lastimarme?

De su respuesta, dependería lo que iba a pasar después.

El frío viento seguía chocando con nuestros cuerpos y todo se sentía helado, excepto nuestras manos. Quizás el entrelazamiento de nuestros dedos era lo que mantenía mis manos calientes.

—N-no lo haré —respondió negando, girándose un poco para tomar mi mano libre y apretarla—, nunca más pasará, ¿entiendes?

—En algún momento lo harás.

Relamió sus labios.

—Entonces... ¡Entonces me alejaré de ti para siempre! —exclamó sin pensarlo—. Si vuelvo a lastimarte, si vuelvo... si vuelvo a ver cómo lloras por mi culpa... me alejaré de ti y no volveré nunca más.

—Kageyama-

—No, no —negó—, no te hablaré más, no me acercaré nunca más a ti si llego a lastimarte otra vez.

Hice una mueca e intenté tragar el repentino nudo en mi garganta.

—Eres el amor de mi vida pero si te hago sufrir, no dudaré en alejarme para que vuelvas a ser feliz.

No sabía qué decir, simplemente mordí mi labio inferior.

—Solo dame una segunda oportunidad —besó mis nudillos—, solo.... ¿arriésgate?

—¿Te refieres a que vuelva contigo?

—Una vez más —hizo una mueca, dejando besos sobre mis manos. Alzo la vista con sus labios sobre mi piel—, por favor.

Suspiré y parpadeé muchas veces. Sí, quiero llorar, ¿y qué?

Apretando mis labios, asentí varias veces.

Y Kageyama alzó sus cejas.

—¿E-eso es un sí? —volví a asentir. —¿Eso significa que volvemos a estar juntos?

Sí.

—¿Qué somos novios otra vez?

Que sí, pero no lo diré en voz alta.

—¿Q-que podremos darnos besos otra vez y tratarnos como lo hacíamos antes?

Asentí.

—¿Eso significa que puedo besarte ahora mismo?

—Sí —solté en un hilo de voz.

Esto no fue como una típica escena tierna de amor. Kageyama no limpió la sudoración de sus manos por los nervios o relamió sus labios, él simplemente se tiró sobre mí y puso sus manos en mi cuello para comenzar a besarme con desesperación.

No era un beso extraño, era rápido pero estaba lleno de sentimientos. Nostalgia y alegría era lo que mayormente se sentía mientras sus labios jugaban con los míos. Estaba desesperado pero todo a causa de la misma emoción.

Sin embargo, tuvimos que separarnos. Pero seguía sintiendo su respiración sobre mi boca.

—Te amo —susurró picoteando mis labios mientras colocaba sus manos en mis mejillas, yo había quedado inclinado—, no fallaré nunca más, te amo, te amo tanto, cielos.

Solté una risa que se mezcló con un pequeño sollozo.

—Y yo a ti —solté en un hilo de voz, con sus manos en mi pecho.

—Haré que todos los días sean felices, no tendrás nunca más en tu cara una mueca de tristeza, te lo juro por mi vida —dijo negando y ahora dejando besos en mis mejillas—, eres la persona más importante de mi mundo, de mi universo y toda la mierda, no volveré a fallarte, cariño.

Los besos seguían en mi rostro, sus labios se encontraban con mis lágrimas sobre mis mejillas mientras sus pulgares me acariciaban. Yo tenía mis ojos cerrados y asentía, sintiendo muchas emociones sobre mi cuerpo.

Mi corazón tenía punzadas y mi estómago era un revoltijo de nervios, sentía la sangre caliente por todo el cuerpo y mis manos inquietas. Quería abrazar a Kageyama con fuerza y sin pensarlo lo hice, descansando mi mentón en su hombro.

—Ahora eres mi novio.

—Soy tu novio.

—Mi novio, eres mi novio, al fin, volviste a ser mi novio.

Crónicas de una Pareja Primeriza | KagehinaWhere stories live. Discover now