El viaje por la galaxia

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Decidimos que la vida debía de progresar y mi madre decidió ponerse a trabajar para así poder mantener a aquella familia que en ese momento constaba de tres hijos y una madre.

Mientras ella metía dinero en casa, yo pasaba el tiempo con mis tías; hasta que, cumplí cierta edad y me pudieron inscribir en un colegio: "Atlántida"

Fueron pasando los años y fui conociendo a las personas. Los primeros cursos de infantil me quedaba dormido todo el tiempo y cuando estaba despierto siempre me ponía a jugar. Luego empecé a no cerrar los ojos en clase y a hablar con mis compañeros con la finalidad de centrarme un poquito más. Antes de empezar primaria pasó algo inesperado: me di mi primer beso en la boca con una chica, fue un pico.

Progresé curso tras curso hasta llegar a tercero de primaria. Ese año mi madre decidió trasladarnos a nosotros, los tres hijos, junto a ella y una perrita recién llegada, llamada Catalina. Cogimos un avión y estuvimos durante dos horas y cuarenta y cinco minutos volando. Al llegar al destino nos esperaba un señor con falta de pelo en la cabeza, tenía una coronilla tremendamente grande.

Nos montamos en un Peugeot que condujo durante aproximadamente una hora y veinte minutos. Al llegar a nuestra nueva casa, estábamos todos en el coche dormidos; ya que, el viaje había sido muy largo y todo el traslado nos dejó derrotados. Aquel hombre nos despertó y nos dijo que era el portal de número siete y el piso era el primero izquierda. Subimos todo nuestro equipaje poco a poco y nos asentamos en aquella casa. Al entrar por la puerta encontramos una casa muy pequeña a diferencia de la que veníamos. Estaba con una decoración un poco antigua y se semejaba a la casa de una abuela. Era acogedora y no dudamos ni un segundo en ir corriendo a elegir nuestras habitaciones. A mí me tocó la habitación que conectaba con el patio interior en donde dormiría la perrita.

Mi habitación constaba de una cama tren o litera, como prefiráis llamarla, que estaba unida por unas escaleras blancas. No entendía por qué en mi habitación había dos camas si solo iba a dormir yo.

- ¡Todos a la cocina! -decidió reunirnos mi madre.

Una vez llegados todos a la cocina, aquella voz maternal puso orden. Nos dijo que aquel hombre iba a ser el sustituto de nuestra figura paterna.

En ese momento no lográbamos entender por qué ese cambio tan drástico y en esas circunstancias de crisis en las que nos veíamos atados.

Mi madre siguió hablando después de que discutiéramos por la presencia de aquel hombre en nuestra familia. Nos informó de que él tenía un hijo y que sería nuestro hermanastro. No nos tomamos mal esa noticia, pero tampoco bien que digamos.

Fueron pasando los días y mi madre decidió inscribirnos a cada uno en un colegio. A mis hermanos los inscribió en un instituto llamado "Venus" y a mí me mandó estudiar en un colegio llamado "Marte".

Comencé a asistir a las clases y por mi ignorancia con el idioma hablado donde yo vivía, me asusté; por lo cual, tuvieron que cambiarme de colegio. Me apuntaron a "Júpiter". Allí conocí a gente maravillosa que, quisieran o no, cambiaron mi vida.

Pasé un curso tras otro y los alumnos seguían siendo los mismos, a excepciones de algunas incorporaciones. Esto provocó que fuéramos como una familia.

Llegados a sexto de primaria, descubrí un secreto que me persiguió durante muchos años; hasta que, se convirtió, por fin, en mi sombra.

Life in the cloudsWhere stories live. Discover now