C I N Q U A N T A

377 31 6
                                    

Estaba tenso.

¿Qué es lo que hacía ahí?

Al parecer todo había sido una terrible idea.

¿Lo era?

No parecía tan malo antes de haber aceptado, pero ahora se sentía... temeroso. No, temor era algo con lo que había podía manejarse a lo largo de su vida. Era otra cosa, algo diferente.

Suspiro.

No, no podía hacerlo.

¿Podía?

¿Lo haría?

Tembló.

No, no podía.

Había ideas escupidas y llenas de peligro, había incluso cosas podía haber hecho que lo condenaban directo al infierno, pero esto...

—¡Vamos Alex, tu puedes!—El grito de Beca rompió con su concentración.

La miro de reojo.

No.

No podía.

No lo haría.

¡Era una maldita locura!

—¡Vamos cariño, pierde el miedo!—Lo ánimo Gianna contiendo.

Era fácil decirlo, hacerlo era una cosa muy distinta.

Cerro los ojos.

No.

No podía.

Hasta que una mano fuerte se pozo en su hombro derecho.

Era Donato.

Lo miraba de forma concentrada y tranquilizadora. No tenía que decirle algo, sabía que lo estaba animando de forma silenciosa.

Pero es que, ¡tenía tanto miedo de hacerlo!

—No estás obligado, Alex. Puedes quedarte aquí y relajarte.

Alessandro negó.

Estaba parado enfrente de un pequeño balcón del yate que daba directo hacia el océano. Habían estado navegando por una hora hasta que Sicilia apenas era un pequeño punto en la lejanía. El mar se abarrotaba frente a sus ojos, inmenso, lleno de posibilidades.

Gianna le había enseñado a nadar en la mansión, pero no se comparan dos metros de profundidad en una piscina a cientos de diferencias en un mar lleno de misterios. A pesar de que el agua era cristalina, sentía que la inmensidad lo iba a tragar entero.

Gianna había saltado y ahora está flotando y bandado alrededor riendo con Beca, que la había seguido.

Él quería estar ahí, con ellas. Disfrutando de aquello, encajando.

Pero no podía, le aterraba.

¿Y si se ahogaba?

¿Y si no sabía nada tan bien como en la piscina?

Votos Prohibidos ©Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz