𝐒𝐄𝐑𝐄𝐍𝐃𝐈𝐏𝐈𝐀: descubrimiento o hallazgo realizado por accidente, casualidad, inesperado y afortunado, de cosas que no se están buscando ni investigando, pero que son la solución para otro problema que se tenía.
"Pequeño y momentáneo, el mund...
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¿Qué es lo que define a un príncipe? Es una pregunta que Este Autor se ha hecho desde la aparición de nuestro querido Willem Frederik George Lodewijk. ¡Qué nombre más imponente! ¿No es así? Y pareciera que nuestra querida Darcy Mecklenburg-Strelitz (portadora también de gran descendencia pues nuestra monarca alguna vez se llamó igual) está dejándose seducir por el alguna vez protector de las tierras de Inglaterra. Sean entonces ustedes lectores, testigos de lo que pudiera ser la salvación de una mujer cuya edad es avanzada y aún así puede convertirse en reina como su tía.
Volviendo a lo que muchos les concierne, aunque Esta Autora cree que la Sra. Edwina Sharma es una jovencita excepcional, pero llegó la hora de que utilice estas páginas para dejar asentado algo más. Un cambio. ¿No les parece que la mismísima práctica de designar un diamante es bastante ridícula? ¿No deberían valorar a una dama por mucho más que sus modales o habilidades de baile? ¿No deberíamos de valorar a las mujeres por su franqueza, su personalidad y sus verdaderos logros?
Quizás, si la reina renunciara a esta absurdidad del diamante, todos comprenderíamos que una mujer puede ser mucho más que eso.
Documentos de la sociedad de Lady Whistledown, 29 de abril
Anthony estaría mintiendo que no había tenido ya una serie de sueños que involucraban a Darcy, desde un inocente beso hasta momentos que tan solo recordar le quitaban la respiración. Su olor era tan hipnotizante que ahora cada vez que se acercaba al broche, podía recordarla sin el más mínimo problema. La llegada del príncipe había sido inesperada para todos, muchas madres solteras lo vieron como la oportunidad de oro, pero fue solo por un instante, porque pronto todos se dieron cuenta que su objetivo era la hermosa hija del Duque de Cambridge.
Anthony estaba más ansioso que nada. Mientras que en su cabeza trazaba el más galante de los planes para enamorar a Edwina y que se casase con él, algo en su interior le decía que estaba por perder lo más bonito que en su vida había visto. Trataba entonces de calmar a su dualidad al decirse a sí mismo que su deber era conseguir a una esposa que le beneficiara a su familia. Y él dentro de su subconsciente no notaba unas caderas lo suficientemente anchas como para dar a luz a un bebé sano.
Desde el hipódromo había pactado la compra de Néctar por apenas una libra como forma de regalo para Edwina, quien había sido afectada por la noticia de que el pobre animal podría morir. Era la oportunidad perfecta para ganar el afecto de las Sharma. Así que, en la mañana se encaminó para recoger a la criatura y en cuanto pudo, se dirigió a la morada de Lady Danbury. Con lo que no contaba, era que ambas se encontraban en una lección de arte y pintura impartida por nadie más que la sobrina de la reina.
