𝐒𝐄𝐑𝐄𝐍𝐃𝐈𝐏𝐈𝐀: descubrimiento o hallazgo realizado por accidente, casualidad, inesperado y afortunado, de cosas que no se están buscando ni investigando, pero que son la solución para otro problema que se tenía.
"Pequeño y momentáneo, el mund...
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"La indecision es el peor de los males en el amor, queridos lectores, los invito a estar al pendientes de los sucesos del Baile de Corazones de Lady Bridgerton; el príncipe creo que les prepara una sorpresa" Documentos de la sociedad de Lady Whistledown, 11 de marzo
Darcy estaba al borde de la locura. Tenía a su padre plantado al frente suyo y ya la veía con desprecio. Philip se había puesto de su lado y estaba tramitando de calmarla con un masaje en los hombres; también tratando de guardar la compostura porque le desagradaba la manera en que miraba a su hermanita. Nadie sabía que su presencia iba ser contemplada ni que fuera un huésped de los Bridgerton, es más, ni la atareada Violet que apenas había reparado en el hecho. El vizconde aún no estaba enterado del visitante que había recibido, no fue hasta que su hermana Daphne, quien estaba aterrorizada por la mera cara de la sobrina de la reina, supuso que lo correcto era avisarle.
Muy irritado por ser molestado, Anthony Bridgerton bajó decidido a enfrentar al intruso que tenía mayor rango que él; pero no importaba, porque ese hombre fue causante del dolor de Darcy por muchos años. Si le prohibía pisar Cambridge no le importaba, porque estar en tierra de un ser tan ruin y despiadado no valía la pena; en cambio su hija sí. A parte, estaba entrando a Aubrey Hall sin una invitación, ni de asistir al baile, ni de hospedarse en él. Era un gran enojo el que se apoderaba de su cuerpo, de su razón y de su actuar.
Estaban en la sala de descanso, el Duque de Cambridge estaba dándoles ordenes a los mozos. Philip estaba tratando de descubrir la razón de su estadía sin dejar el lado de su hermana, Violet Bridgerton servía como mediadora de la situación mientras que Darcy estuviera fuera de sí misma. Se veía más que perdida, su tez era del color de un huevo, sus ojos veían a la nada y parecía que en cualquier momento se iba a desmayar de no ser por su hermano que la sostenía de los hombros. Era inconcebible que sufriera de tanta ansiedad y preocupaciones dentro de su casa. Iba a estallar de seguro. Ese militar no tenía ningún poder en su casa.
—¿Me pueden explicar lo que acontece? —preguntó viendo fijamente al Coronel.
—Vizconde Bridgerton, supuse que no recibí invitación por error del correo, vine a acompañar a mi hijo Phillip —respondió sin verle.
Anthony respiró hondo.
—No fue así, me temo —contradijo el joven—. No hay un cuarto listo para usted.
—Esperaré lo que tenga, no se preocupe vizconde.
Pareciera que estaba ignorando el hecho de que en serio nadie lo quería ahí, eso no hacía feliz a nadie. Resultaba bastante imprudente la facilidad con la que esquivaba todas las miradas reprobatorias que la gente le lanzaba.
