CAPÍTULO 2: UNA NOCHE DEL REVÉS

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Diciembre de 2020

Podría jurar que hace semanas que no hablamos y ni siquiera le veo. En realidad, pudimos cruzarnos un día por la universidad y apenas tuvimos tiempo de preguntarnos como estábamos. Me siguió en Instagram para descubrir absurdidades como que juega al futbol (obviamente con Hugo) y que está enamorado de su coche, su terrible coche blanco que seguramente corre más que cualquiera de los que he llegado a conducir. A ser sinceros, le pega poco, la velocidad, con esa cara de niño bueno que trae con él. ¿Cómo puede alguien tener tan poca información en las redes sociales? ¿Cómo puede desaparecer una persona de la misma universidad a la que voy? Entiendo que sea grande, pero pensaba que coincidíamos en algunas asignaturas en la misma facultad.

Según la investigación de mi grupo del FBI (Ana y Jules) hemos podido descubrir que tiene novia. Obviamente debía tener novia, si no sería todo demasiado fácil. Una chica rubia tirando a castaña, de pelo corto liso muy mona. Se llama Lisa. Y no me extraña la verdad, le pega mucho un estilo de chica como ella. No la veo muy deportista, por lo menos no tanto como Alex. Se la ve más bien tímida, tan alta como mi metro sesenta y enamorada, muy enamorada. Su Instagram está lleno de fotos con él de hace tres años por lo menos. Me pregunto como sería eso de enamorarse hasta las trancas, sin miedo a que uno quiera más que el otro, sin miedo a que se te rompa el alma o algo peor, el corazón.

Si me paro por un segundo a pensar, en realidad, solo dejé que me siguiera sin saber que era él, tuve curiosidad por su vida al ver sus fotos, es cierto, pero intento engañarme continuamente de que me da igual y que no le voy a dar la más mínima importancia a lo que haga con su vida.  Si es verdad que por los pasillos a veces le buscaba con la mirada, pero cada vez perdía más la esperanza. Chicos monos hay en todos sitios, supongo que esa conexión había sido únicamente mi cabeza.

¿Qué más le da? Como le explico a mi cabeza que tengo cosas más importantes que preocuparme por tal idiota que ni me haría caso.

-        Jules, te robo el top blanco – digo saliendo del baño secándome el pelo con la toalla – o mejor el negro.

-        Sofi, no te aclaras nunca – me contesta con una sonrisa estúpida – con estos pantalones negros ponte el blanco.

Ana está pegada al espejo maquillándose, siempre soy la última sin saber como lo hago. Me quedo en frente del espejo del baño mirándome, me veo más pálida que de normal y más delgada, será por el cansancio de estas últimas semanas. He estado con la liga de debate y ayudando en el refugio de animales de mi barrio, además de los exámenes y los trabajos. Pongo las dos manos en la barriga y me miro de lado, de la cabeza a los pies. Suspiro y me muerdo el labio de abajo medio girando el cuello pensando en como dejarme el pantalón nuevo que me compré hace una semana. 

-        Sof, te dej... - se calla en seco y me repasa entera– no voy a decir nada al respecto, solo espero que estés bien.

-        Jules... Estoy bien. – Sonrío cogiéndole el top que lleva en la mano – el medico me dijo que estoy limpia. – digo sarcásticamente y me rio.

-        No me hables como si fueras una adicta a las drogas. – veo como pone los ojos en blanco y se ríe conmigo – no vas a recaer, estoy segura.

-        Yo más – le doy un golpecito en la espalda – que estoy cansada de tanto debate y tanta universidad. Dame algo de lo bueno.

-        ¿Alcohol?

Para ser sincera, la peor etapa de mi vida fue cuando tuve que luchar contra la leucemia. Suena duro pero ya pasó. La leucemia es el cáncer de los tejidos que forman la sangre en el organismo, incluso la médula ósea y el sistema linfático. En resumen, mi sistema inmunitario junto a mis glóbulos blancos decidió hacerme boicot y mutar dejando de proteger al cuerpo. Maldita leucemia linfocítica... Me trataron durante más de un año, y aquí estoy, como una rosa delgada y algo pálida, pero como una rosa floreciendo en primavera. Me hicieron la revisión hace unas semanas y todo salió en orden, aunque últimamente me siento un poco cansada y he adelgazado, no quiero preocupar a nadie. Estoy bien, seguro que será por el estrés de querer hacer mil cosas siempre sin llegar a todo. Tendré que darle duro al yoga.

No sé querer a medias, idiotaOnde histórias criam vida. Descubra agora