CAPÍTULO 4: LA ESPERA ME MATA

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Abro los ojos con los rayos del sol en la cara, me duele el cuerpo entero aparte del alma y la resaca que tengo. Me doy cuenta de que no estoy en mi cama. Miro a un lado y al otro, estoy sola, pero... ¿Dónde he ido a parar?

Intento hacer memoria de la noche anterior, la fiesta, el chico tatuado y... Alex. Joder, Alex. Me incorporo intentando no marearme más de la cuenta, pero siento que estoy en un velero en medio de una tormenta en pleno océano. Intento hacerme un moño medio deshilachado para no parecer más resacosa de lo que estoy. Trato de recordar algo más que la cara de Alex cerca de mí, como había una conexión real. Recuerdo como simplemente cerrando los ojos podía notar su aliento y todos los pelitos de mi brazo se erizaban con su presencia.

Alex no me parecía el tipo de persona que se intenta aprovechar en cuanto había oportunidad, ni el tipo de persona que pasa de su novia y se va con otra. Pero no le culpo, me culpo a mi misma por no saber controlar mis emociones, mis sentimientos o simplemente mi ansiedad. Sin embargo si Hugo se llegara a enterar de que he estado en su casa, que he dormido con él o simplemente que ha estado demasiado cerca de mí no sé qué podría llegar a pasar.

Cuando era pequeña, en el colegio había un chico que se llamaba Pablo, todas las chicas se volvían locas por él. Durante las horas del patio todos los chicos se metían a la pista jugar al fútbol y las chicas simplemente se limitaban a animarlos desde fuera o jugar a bailar. Jules y yo nos metíamos en medio de los partidos para jugar y hacer el tonto, era divertido, nos trataban como los demás. Recuerdo el día en el que Pablo me dio un pelotazo en la cabeza, solo recuerdo salir volando a lo que en ese instante me parecieron metros y golpear el suelo con mi espalda. Al abrir los ojos e intentar volver a respirar, y él estaba allí, mirándome con preocupación y yo ruborizada porqué el chico que me gustaba por entonces, como a tantas otras, estaba pendiente de mí. Alex me recordaba un poco a él en una de las fotos de su habitación, de pequeño seguro que había sido un poco rompe corazones. Podría haberle conocido antes, y tal vez, solo tal vez, las cosas hubieran sido realmente distintas.

Me limito a sacudir un poco la cabeza lentamente, intentando olvidar los pensamientos que me nublan la mente y sentándome en el borde de la cama sin tocar con los pies en el suelo. Que dolor de cabeza. Busco las gafas dentro del bolso y me limito a observar cada detalle de la habitación. Miro a la pared verde y veo una foto con lo que parecen sus padres, otra con su hermano, hay algunas haciendo deporte con sus amigos y una que me encanta. En esa aparece mirando directamente a la cámara, saliendo del coche, su coche para ser exactos, y puedo apreciar sus ojos color miel a la distancia. Que guapo me parece. Estoy segura que fue una foto improvisada, que no lo esperaba y simplemente disfrutaba del momento. Y en ese preciso instante alguien le dio al botón para inmortalizar el momento. Intento no preguntarme quién tomó esa foto, puedo llegar a imaginarlo. Lisa. La veo sonriendo en una foto con él dándole un beso en la mejilla y ella simplemente siendo feliz. Se nota que le quiere, o eso me parece.

Repaso el escritorio donde tiene apuntes de la universidad, ejercicios puramente físicos, bolis y carpetas ordenadas una encima de otra. Sigo con la mirada y veo a un Toad enorme encima de la mesa. Me parece muy mona la setita roja y blanca de Mario. Le pega mucho a Alex, de hecho, me lo imagino perfectamente jugando al Mario Kart y peleándose con sus amigos al perder. Todo risas. Repaso los libros que tiene en la estantería, la mayoría de cuando era pequeño, la L en el fondo que supongo que es de Lisa y una tira de esas fotitos tan monas que te sacan en el centro comercial.

Sonrío al ver que tiene un poco de desorden en su habitación, más de lo que parece en su ordenada vida. Me acerco al baño para lavarme la cara y me quedo parada en frente del espejo. Llevo la sudadera de la universidad color azul marino que le robé ayer, me queda enorme pero no me importa, simplemente me siento cómoda. Dejo el pantalón de chándal encima de la silla de su habitación y me pongo medio outfit de ayer. Me dejo la sudadera y me limito a coger la camisa con el bolso y mi móvil sin batería. Arrastro cada pie en cada paso en busca de Alex o intentando escapar para no verle. Estoy algo confundida.

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⏰ Última actualización: May 11, 2022 ⏰

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No sé querer a medias, idiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora