[✵] 𝐔𝐍𝐃𝐄𝐑𝐖𝐎𝐑𝐋𝐃 • 𝐾𝑖𝑟𝑖𝑡𝑜 (𝐾𝑎𝑧𝑢𝑡𝑜 𝐾𝑖𝑟𝑖𝑔𝑎𝑦𝑎)

Capítulo 29

Desoulbert y Fanatio se encargaban del entrenamiento de las tropas.
Eldrie observó cómo Amayori aterrizó.
De este bajaron Alice y ___. Esta última con Kirito en brazos.

- ¡Maestra! - Corrió hacia ella - ¡Confiaba en usted! - Al ver a la castaña y al pelinegro se detuvo en seco - Señora Alice.

- Venimos de la Puerta Este. No falta mucho para que el ejército de la Oscuridad lo destruya y entre - Advirtió.

- Son unos cincuenta mil contra nuestros tres mil - Bajó la mirada - Si no entrenamos a los soldados...

- ¿Y los demás Caballeros de la Integridad? - Cuestionó Alice - Desde el cielo sólo vi a siete en la aldea.

- Son prácticamente todos - Apretó su mano.

- No puede ser. Había treinta y un Caballeros contándome a mi - Dio un paso adelante.

- Y sabe que el dignatario Chudelkin reajustaba a los Caballeros que parecía que iban a recordar algo. Hay diez que siguen bajo su influencia - Levantó la mirada - Por ahora, veintiún caballeros despertaron. Cuanto están regentando la Catedral y el centro. Otros cuatro están defendiendo la Sierra Fronteriza.

- Quedan trece - Interrumpió la rubia.

- No nos sobra gente - Negó mientras cerraba sus ojos - Y usted... - Volvió a dirigir la mirada hacia ___ y Kirito - ¿Piensa seguir protegiendo a esos jóvenes?

- Naturalmente - Asintió - Juré que los protegería.

- ¡No puede, maestra! Si pelea con esa carga, su espada estará limitada - Lo último lo dijo mientras miraba a la castaña - ¡Podría ponerla en peligro!

- ¡No es nece...! -

- No te enojes, Eldrie - La voz de Bercouli interrumpió - Hola, señoritas. Me alegra verlas animadas. ¿Acaso engordaron? Tienen la cara más redonda.

- Señor Bercouli - Las dos lo miraron sorprendidas. Alice puso su mano en su pecho - Cuanto tiempo.

- Capitán... - Eldrie intentó contradecirlo, pero este lo silencio con la mirada.

Se dirigió hacia donde estaban ___ y Kirito parados.

- ¿Señor Bercouli? - La ojivioleta apretó la silla - ¿Va a lastimar a Kirito? - Asustada puso su mano izquierda en su espada preparada para sacarla.

- Tranquila, señorita - Tomó aire y un fuerte viento apareció de repente. Este golpeó la armadura de Alice.

- ¿Se-señor Bercouli? - Alice lo miraba asustada.

- ¿Vieron eso, señoritas? - Sonrió.

- Si. Vi el destello de un choque de espadas - La rubia lo miró con preocupación.

- Acometi contra el chico con la intención de golpearlo. De haberlo hecho, le habría cortado la piel - Cerró sus ojos.

- ¿De haberlo hecho? Entonces...