8

159 45 0
                                    

Es curioso como de un momento a otro todo cambia, un solo segundo basta para cambiar tu destino.

Cuando el caballo atacó a mi padre lo dejó mal herido pero fue la caída lo que empeoró todo, ya que desde entonces él había caído en coma y tal como mencionó el médico no se sabía si despertaría en algunos días o semanas por lo que alguien debía mantenerse al mando del Ducado, esa responsabilidad por la que se me preparó desde infante debía tomarla justo ahora, pensaba en eso mientras terminaba de escuchar al consejero de mi padre.

-Firme aquí y sería todo- explicó el consejero de mi padre, sentado en la oficina principal del Ducado de Whittle, firmé aquella acta que me proclamaba como el Gran Duque temporalmente, un título que me pertenecía desde el nacimiento y que no pensaba tomar tan pronto.- Eso sería todo por mi parte Gran Duque, me reriro, sabe que puede mandarme a llamar si necesita algo.-dijo antes de marcharse y dejarme solo en la oficina.

Miré mis manos en búsqueda de las cicatrices que solían estar ahí, el recuerdo de cada golpe, de cada injusticia y mi destino sellado hacia el filo de la muerte, mi dolor no significaba nada en esta historia, hasta hace unos meses yo era un peón más en el tablero, sin opinión, mi destino estaba escrito en letras sangrientas, debía ser y vivir el resto de mis días siendo miserable, buscando gracias al consejo y rebelión de mi padre, el poder de la corona, cegado por el amor o por lo que al menos creía que era, ahora lo había cambiado y no sabía como sentirme al respecto ¿Debía preocuparme por el hombre que me llevaría a la muerte? Incluso siendo mi padre, me recordé que él solo me había utilizado durante años para ser su sucesor y me aferré a la idea de que si no tenía cuidado él mismo me traicionaría y no tendría piedad por quien era su propio hijo.

-Mi señor, tiene una visita, es su Alteza la princesa Mysie ¿Desea que la deje pasar?- preguntó Mary la ama de llaves quién era como una segunda madre para mí, ella no lo mencionaba pero sabía que incluso sin tener nada Mary intentaba protegerme siempre.

-Déjala pasar- pedí y la vi apresurarse a la puerta- Mary, puedes tomarte el resto del día para descansar, puedes retirarte a donde gustes, la casa de Whittle cubrirá los gastos que tengas, si decides comprar algo solo apúntalo a mi nombre.

-Muchas gracias, señor, me retiro.-dijo con una sonrisa, Mary era una mujer mayor y durante la Guerra había perdido gran parte de lo que poseía por lo que en cuanto escuchó sobre un trabajo en una casa noble no dudó en postularse, por sus cuidados y dedicación era lo mínimo que podía hacer por ella.

-Aiden- me llamó con su suave voz sacándome de mis pensamientos, llevaba un vestido lila, era la primera vez que usaba algo similar a esa tonalidad, sus vestidos era casi siempre oscuros, sin esperarlo me encontré siendo rodeado por sus cálidos brazos, me quedé inmóvil intentando comprender por qué razón de pronto todos mis pensamientos desaparecieron hasta que correspondí su abrazo.

-¿Cómo es que está aquí?- pregunté cuando se separó de mí, según lo que tenía entendido no podía salir del palacio como si nada.

-El Rey me autorizó venir en representación a la familia Real cuando se enteró de lo acontecido con el Gran Duque, Adolie se ofreció a venir pero para el Rey le pareció inapropiado.

-Ya veo, me alegra que esté aquí.- confesé sintiéndome apenado cuando caí en cuenta de lo que dije, Mysie solo se río en respuesta y luego tomó mi mano en señal de apoyo.

-¿Cómo se siente?- preguntó y no supe responder incluso ahora era todo tan confuso pero me convencí de que era la única forma de poder seguir con los planes y de mantener cualquier enemigo lejos.

-Como un ser terrible, no pensé que fuera a terminar así.

-¿Es muy grave? Nunca imaginé que cuando dijo que se solucionaría todo, sería de este modo.

Sus palabras por un momento me hicieron sentir inseguro la miré con desesperación, era la única persona en este momento en la que me podía apoyar y mi corazón pedía a gritos que solo ella no me juzgara, cuando vi la calidez en su mirada me di cuenta de que no lo estaba haciendo, al contrario, ella me estaba apoyando, dejé salir un suspiro sabiendo que al final de todo éramos ella y yo contra el mundo, sin importar qué nos mantendríamos a salvo.

-El médico dice que no hay una fecha exacta en la que pueda despertar, Mysie, dime que no me equivoqué, por favor, yo solo quería sacarlo de la partida no que cayera en coma, es mi padre, después de todo, lo es.- confesé sintiendo como mi voz se quebraba y me dejé caer al piso, la alfombra amortiguó mi caída y al verme, Mysie, cubrí mi cara, no quería que me viera así pero parecía ser que con ella casi siempre era así, como si pudiera ser solo yo y no un personaje creado para ser villano o un noble de la corte Real, la vi sentarse a mi lado con calma y abrazarme con fuerza.

-Está bien, lo hiciste por nosotros, tú no querías lastimarlo- habló y me di cuenta de era la primera vez que nos hablábamos de tú y no de usted, me agradó esa idea.- No sabías lo que pasaría, pero no estás solo, ya no más, estaré aquí contigo, enfrentaremos esto y todo lo que suceda.

Me quedé ahí a su lado, sin decir nada más, me dediqué a pensar que tenía razón, todo era para que pudiéramos vivir, recordé que al final de la historia estaba solo y que ni siquiera mi propia sangre me había apoyado, aquello me hizo pensar que si iba en serio con todo el plan no me quedaba otra opción más que tomar mi corazón y tirarlo lejos, aquí no habría ni una pizca de libertad sin un poco de sangre en las manos, si bien había participado en algunas guerras pequeñas como representante del Rey, estar en el campo también era difícil no solo por que debía son importar qué, defender el Reino, la última vez que atacaron el Reino me dije que no pensaría en las otras personas, no me detendría a ponerme en su lugar, por que, cuando te encuentras cara a cara con la muerte, sabes que nadie tendrá piedad por ti, esta situación era similar, pero no debía defender un Reino, sino a nosotros.

-Gracias- le dije levantándome y ayudándola, podía no saber varias cosas pero tenía las certeza de que sin haber estado convivido desde hace años dada la situación sabíamos que nos teníamos el uno al otro sin importar qué. -Te pediría que te quedaras a cenar pero sé que no es posible, tu visita debe ser por corto tiempo ¿Me equivoco?

-Tienes razón, me gustaría quedarme a cenar pero no puedo estar mucho tiempo fuera.

-Espera, yo mismo te escoltaré a palacio, ya he terminado con la mayoría de los asuntos pendientes y podemos hablar en el camino sobre el baile.

-Bien- dijo ella y nos dirigimos a la entrada de la casa de Whittle donde un carruaje nos esperaba ya preparado, no era de la familia Real ya que al parecer la habían dejado a su suerte por lo que antes de si quiera saberlo había mandado a preparar uno porque quería ir a visitarla pero Mysie había cambiado el rumbo de mis planes viniendo ella misma.

La historia de un villano perfectoWhere stories live. Discover now