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Una semana después del ataque nos encontrabamos regresando a palacio, durante este tiempo fuera tuve que realizar mis labores como Gran Duque desde la distancia por medio de cartas directas al consejero de mi padre, en cuanto la herida sanó decidimos que regresar sería lo mejor a pesar de el médico insistía en que debía permanecer una semana más pero aquello era imposible dado que faltaban tres semanas para la boda.

-Llegaremos pronto al palacio central ¿Estarás bien ahí?- le pregunté a Mysie quien observaba distraída por la ventana del carruaje nuevo a la escolta que nos acompañaba para protegernos.

-Lo estaré- me aseguró.

Deseé creerle pero desde hace tiempo me preocupaba que la Reina la siguiera molestando.

Al llegar a palacio el Rey en persona nos recibió.

-Me enteré de lo sucedido en su viaje hacia su futuro hogar, lamento mucho el sufrimiento por el que pasaron, sin embargo, no me quedan palabras para agradecerle Gran Duque por mantener a salvo a mi princesa, es claro que usted en verdad la protegerá y la amará siempre, me queda claro que la princesa Mysie estará en buenas manos, escuché que fue herido ¿Se encuentra mejor?

-Sí su majestad, me encuentro mejor gracias a la atención de la princesa Mysie y médico de palacio, pasamos un momento desagradable por culpa de unos bandidos que nos emboscaron en el camino, lidiamos con ellos pero tememos que puedan volver a aparecer.- le expresé mi preocupación, quería ver si era capaz de asumir la responsabilidad, después de todo él fue quien mandó a Mysie sin una escolta apropiada para su seguridad.

-Entiendo su preocupación, sin embargo, me parece que es exagerada, usted tiene aún más cosa en las que pensar como la salud su padre o los planes de su boda, si le alivia saber de que ya se ha abierto una investigación sobre la emboscada.- asentí a pesar de saber que esa investigación sería superficial, por ello ya había contratado a alguien más para que investigara.- Por cierto me gustaría platicar a solas con mi hija, hay muchas cosas inconclusas sobre la boda y mientras sea revisado ahora estará todo en orden para el gran día.- añadió Mysie me hizo una señal de que estaba bien que no debía preocuparme, le ofrecí una sonrisa cálida.

-Si es el caso entonces me retiro, su majestad, alteza.- me despedí con una leve reverencia y permanecí ahí unos segundos hasta que ellos se marcharon, no lo había pensado pero Mysie se parecía mucho al Rey, era su viva imagen salvo por sus ojos, aquellos ojos grises que me cautivaban eran idénticos al de la antigua Reina, pensé entonces en lo duro que debió haber sido para Mysie el vivir entre los pasillos del palacio cargando la culpa de algo que no hizo, siendo destituida de su puesto como princesa heredera y dejada de lado en las sombras del palacio, hasta hace poco no había un solo sirviente que la tratara con el debido respeto, miré en la dirección en la que se marchó y me prometí que nunca volvería a vivir algo así mientras yo estuviera con vida, me encargaría de hacerla feliz.

Cerca del jardín se encontraba la princesa Adolie discutiendo con Lord Lexington, no logré escuchar lo que decían pero noté que me observaban, fue entonces que decidí que era tiempo de marcharme, estuve cerca de subir al carruaje cuando me llamó, pensé en lo grato que sería si no pudiera reconocer su voz o si ella no perteneciera a la realeza de esa forma podría fingir que no la escuché.

-Gran Duque, espere un momento- ordenó, me giré solo para encontrarme cara a cara con ella caminando apresurada hacia mí, sus ojos color miel me miraban con preocupación, en un mal paso topezó con su vestido rosa pero no cayó al piso ya que logré atraparla.

Me miró con alivio y poco a poco la ayudé a enderezarse para que no cayera, una vez que estuvo de nuevo de pie aparté mis manos de sus brazos como si su solo toque me molestara.

-Debe tener más precaución, Alteza real- dije observando a Lord Farid a la distancia, él lucia una expresión molesta que jamás le vi hacer, al contrario de la princesa el no se acercó.

-Gracias Aiden- dijo para luego mirarme con detenimiento.- Me enteré que fue herido hace una semana, debe haber sido grave para permanecer durante tanto tiempo, ¿Se encuentra mejor?

-Me encuentro de maravilla, su Alteza, en realidad fue grave, debía haber permanecido una semana más como el médico pedía pero no queríamos retrasar la boda, además tengo trabajo pendiente en el ducado y es gracias a los cuidados de mi princesa Mysie que podemos estar aquí.- dije, entonces su rostro pasó de reflejar preocupación a desagrado,

-Ya veo, será mejor que se apresure a volver al ducado, ya no le robo más tiempo, solo quería saber que estaba bien.- me dijo forzando una sonrisa, me miró como si esperase que le dijera algo más pero no fue así, me despedí según lo apropiado y subí al carruaje, de ahora en adelante y de ser posible lo mejor sería evitarla porque no quería ponernos en peligro por ella.

No era que yo siguiera enamorado de ella porque no era así en mi corazón solo estaba Mysie y de ello me di cuenta hace poco, aunque lo negara que no tendría razón de ser, yo estaba perdidamente enamorado de Mysie.

La princesa Adolie era un caso complicado, de cierta forma la quería, no de una manera romántica si no de amistad, mis recuerdos de lo que vivimos permanecían intactos y peleaban con la idea de que ella sería quién me mataría sin importarle que sea yo, en el libro nunca se menciona la razón por la que soy condenado, se menciona que traicioné al Reino pero las hojas faltantes parecieran ser la razón por ello me mantenía lo más lejos de ella, debía hacerme creer que ella no era mi amiga, al contrario era nuestra principal enemiga.

Al llegar al ducado Mary me recibió preocupada.

-Mi señor, su padre ha presentado complicaciones desde anoche, alguien debía mencionarlo en cuanto llegara pero, su padre acaba de fallecer.- me dijo.

Entonces un golpe de realidad me hizo estremecer, no dije nada, tan solo me dirigí lo más pronto posible hacia donde su cuerpo debía estar, cubierto por una sábana blanca lo hizo ver real, una situación que no esperaba enfrentar, si bien una de nuestras opciones si no lográramos hacer que Mysie recuperará el trono era huir, ahora esa idea se veía tan lejana, alguien debía permanecer en Ressta para hacerse cargo de todo aunque podríamos huir ahora dejar de lado nuestros planes, fingir nuestra muerte e ir a Drux.

Pero eso solo representaría problemas para nosotros, de ese modo el mismo Rey podía tomar posesión de nuestro territorio.

¿Sería posible permanecer aquí y llevar una vida en paz? Deseaba que así fuera por que la muerte de padre me ataba aquí.

Miré por última vez el cuerpo de mi padre antes de salir de la habitación, no lograba percibir algún sentimiento en mí, ni siquiera tristeza u odio, tal vez por que nuestra única relación se basaba en que yo era su heredero, cerré la puerta tras de mí sin saber como actuar, el peso de la culpa se acumuló sobre mis hombros, yo lo había llevado a la muerte pero no me sentía triste por eso, era algo más que no podía explicar, una leve sensación de que en cierto punto él estuviera pagando por entregarme a la muerte en la historia original, como si el karma lo hubiese alcanzado.

La historia de un villano perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora