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Capítulo dos: ¿Qué ocurrió realmente?

Michael se observaba en el espejo con atención, aquel cuerpo que anhelo volver a tener había vuelto. Atrapó la corbata, la arregló. Su cabello también estaba extraño, lo peinó hacia arriba, dejándolo como su yo más adulto.

Caminó por el pasillo, se quedó parado en el umbral de la habitación de sus padres. Allí, se encontró con su madre ya lista. Traía puesto un vestido de color carmín, sujetado solamente por un hombro. La tela le llegaba hasta las rodillas, cosa que la hizo lucir más joven de lo que era.

—Mirate, te vez como todo un adulto—mencionó ella, sonriendo. Michael también sonrió, se sentía agradable volver a los viejos tiempos.

Ambos se quedaron en silencio cuando escucharon golpes provenir de la puerta principal, ella bajó las escaleras primero. Michael se quedó observado a su tío entrar, parado en uno de los escalones altos.

Con una mueca en sus labios, se sacó un poco el traje de su cuello, cuando sintió el sudor bajar.

—¿Y cómo están tus calificaciones?—preguntó Vincent, una vez los tres en el coche. Miró al joven por el espejo.

—Supongo que bien—respondió, nervioso.

—¿Y tú cómo has estado, Clara?—le preguntó el hombre a la Afton, ella sonrió de costado.

—Un poco preocupada, sigo esperando que William y Herny terminen el restaurante—informó, el hombre vaciló.

—¿Family Diner, cierto?—Ella asintió. —He oído que les va bien, le mencioné a mi hermano que necesitarían tal vez más de dos guardias, pero el terco se negó a escucharme.

—¿Más de dos?—esta vez fue Michael quien contestó. Aquella nueva información le fue confusa, nunca había escuchado sobre necesitar más de dos guardias.

Nadie contestó, el hombre soltó un «llegamos» cuando las luces del restaurante iluminaron los tres rostros.

Al bajar, Michael tomó la mano de su madre, sorprendiendola. —Hoy estas tan extraño, quiero que seas así todos los días.

Él sonrió.

Se sentaron en una mesa alejada de las otras, casi quedaba cerca de los baños. A pesar de lo lujoso que era el restaurante, quedaba demasiado lejos de la ciudad, cosa que preocupó a Michael.

Vincent no le apartaba la mirada a la mujer, traía sus manos dentro de sus bolsillos del pantalón. El adolescente carraspeo, atrayendo la atención de ambos.

—¿Quieres un poco de agua?—le sugirió ella, él negó con una sonrisa tímida.

—Creí que vendrías sola—exclamó Vincent, apretando su mentón.

La mujer ladeo la cabeza, logrando que su largo cabello se moviera con ella. Michael no podía descifrar qué sucedía, en el pasado, este día lo había pasado en Family Diner, molestando a su hermano Evan.

Pero el cambio había sucedido, y él se encontraba procesando algo nuevo; tal vez un problema oculto.

—Creí que Scott vendría contigo—soltó Clara, sujetando la copa con elegancia.

—Ambos estamos tomando nuestros caminos—contestó, sus ojos azules se movieron hacia el joven. —Cuéntame, ¿te gusta cómo va el restaurante?

—No—escupió, al sentir las miradas sobre él, intentó remediar el error. —No, aún...

La noche transcurrió lentamente, Michael escuchaba cada palabra con atención. Sus recuerdos eran un poco mareantes para recibir nuevos, pero los usaría como ventaja.