Capítulo Nueve: La Verdad

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Pequeñas gotas mojaron sus mejillas, mientras que su cuerpo empezaba a tener conciencia. Levantó su nuca, abriendo lentamente aquellos ojos llenos de venas rojas, debido al gran golpe que recibió en su cabeza. Michael intentó gritar, pero se dio cuenta que un frío metal abrazaba su cuello y boca.

Miró a su alrededor, no recordaba nada.

De pronto, un recuerdo de aquellos ojos azules vinieron, logrando darle una jaqueca.

¿Qué ocurrió?

Movió sus dedos, teniendo un gran dolor por ello. Respiró suavemente, procurando buscar respuestas.

Pequeñas partículas moradas cayeron del techo, asustando al chico. Aquellas partículas empezaron a formar una figura, logrando armar ojos y cuerpo, rostro y grandes garras.

Los ojos de Michael se abrieron en grande, logró gritar de horror.

¿Qué era aquella cosa llena de cables morados? La criatura atrapó una nariz roja de payaso, mirando al joven se la puso en su nariz metálica, él sonrió, mostrando sus filosos dientes.

Hola Michael, ¿me extrañabas?—preguntó el de cables, giró su cabeza, como un búho. —Veo que te escondes en ese silencio... Yo sí te echaba de menos, una lástima que no seas mi Michael favorito.

El chico empezó a sudar fríamente cuando el metal rozó con su frente, dándole una sensación horrible. Sus ojos se cerraron, ¿acaso estaba teniendo una pesadilla?

—A-agua, p-por favor—suplicó, la cosa llena de cables mantuvo una expresión amarga.

Los oídos de ambos captaron pasos, debajo de la puerta una luz iluminó la fina línea. La criatura se escondió entre las sombras, al darse cuenta de la presencia del chico, lo tomó entre sus cables.

La luz morada brilló por toda la habitación pequeña, la cosa llena de cables sonrió con triunfo al meter a Michael dentro, para luego también meterse.

Herny abrió la puerta, encontrándose con la soledad. La volvió a cerrar dándole un ceño fruncido a su mejor amigo, quien parecía frustrado ante la desaparición de su hijo.

Aquel hombre de morado se encontraba apoyado en la pared, mirando a ambos hombres buscar a Michael. Tenía una comisura sonriente, pero se desvaneció al notar las luces parpadear.

—Las cámaras muestran claramente que jamás salió de Family Diner, Will—dijo Herny, una vez que llegaron a la oficina del Afton. —No está muy lejos.

—¿Ahora qué hago, Herny? ¿Dejar de buscarlo y sentarme en la silla a esperarlo?, ¡han pasado cinco horas sin saber nada de él!—chilló, golpeó el escritorio, tirando los papeles al suelo.

El Emily no contestó nada, sino mantuvo un cabizbajo.

Detrás del vidrio, varios pares de ojos miraban la escena con preocupación. El remanente brilló, mientras que Glamrock Freddy apartaba su mirada.

Algunos estaban preocupados, mientras que otra persona ni siquiera se inmutó a la preocupación, sino al triunfo.

William Afton sonreía desde aquella cueva de cables, cada hora, cada minuto; sus fuerzas se aumentaban cada vez más. Pero algo en particular no lo dejaba ir hacia la época, era extraño, aún no podía cumplir su plan.

Comenzó a dibujar varias cosas, con el vidrio. Organizó su plan con cada detalle, el sombrío remanente le dio cosquillas, haciéndolo gruñir.

Pronto podría cruzar la línea del tiempo, ya había creado lo necesario para lograrlo, tan sólo necesitaba un poco más de sombrío. El primer intento fue algo momentáneo, ya que el remanente rechazó al conejo.

William jamás supo a dónde fue a parar aquella cosa, a quién pudo haber enviado en vez de a él.

Las cosas se complicaron un poco, el Afton tuvo que volver a reunir piezas faltantes, cuyas le servirían. Al estar en The Blob, se le facilitó obtener a la fusión Ennard nuevamente, pero sin vida alguna.

Miró al vidrio, mirando a sus hijos con atención.

Aunque no pudiera escucharlos, él sabía que con tan sólo mantenerlos vigilados bastaba. La conexión empezó a ser algo escasa después de intentar romper el tiempo del remanente, pero igualmente podía seguir haciéndolo.

La verdad de William Afton era una mentira, cuya remota en crear vida y ser inmortal.

Pero eso no es lo que realmente desea el Afton.

Y su corazón lleno de odio lo sabe.

Aquel deseo suyo destruyó todo lo que tenía y tuvo, dejándolo sin cordura y en soledad.

La pura verdad era simple, él quería de vuelta su familia, no toda ella con exactitud. Volver al pasado era su plan, pero antes tendría que recoger sus errores y moldearlos en algo mejor.

La soledad de la inmortalidad lo llegó a pensar en sus acciones, luego de estar encerrado en su propia oscuridad, en aquella cápsula.

¿Realmente el mismísimo hombre morado, William Afton, quería a alguien?

Ya no lo hacía, pero lo hizo hace mucho tiempo.

Y él jamás olvidó aquella emoción, entre tanta ira y venganza, la seguía recordando muy dentro de sí mismo.

Aunque sabiendo cómo es, las cosas no serán amorosas y felices después de conseguir su meta. No, por supuesto que no.

Su cuerpo era débil, necesitaba uno de carne, uno fuerte. Constaba de mucho remanente para poseer a alguien, y sería mucho más sí deseaba ser su yo del pasado nuevamente.

Tenía todo planeado, justo como él quería.

Burntrap miró entre los orificios de los cables, viendo la máscara blanca que tenía la animatronica desde lejos, las sombras le dejaron paso.

—Me vienes a visitar muy seguido, ¿no lo crees, Charlie?, ¿acaso me extrañas?—escupió con ironía.

Ella lo ignoró. —Debe de ser muy difícil para ti... ¿Cierto? Saber que tu propio hijo pudo lograr tu plan, y tú no.

Burntrap ladeo su cabeza, curioso y lleno de ira a la vez.

—Michael es fuerte, tiene más poder que tú, es poderoso...—su voz estaba cargada de veneno, con ansias de molestar al conejo. —Es un gran alivio saber que él no es su padre.

—¡Ya cállate!—espetó el conejo, intentó acercarse, pero los cables lo impidieron.

—¿Lo sientes, William? Al dolor—dijo suavemente, sus garras apretaron los brazos del conejo. —Él arreglará las cosas, sin cambiarlas. Ya no habrá ningún hombre morado, ya no más. Date por vencido.

Yo siempre volveré—dijo, su voz sonó más grave, más profunda. Mientras que sus ojos brillaron de un color carmín amenazador. —Jamás me daré por vencido.

Puppet guardó silencio, el conejo empezó a pensar en las palabras de ella, algo no estaba bien.

Cuando ella se volteó para irse, la voz profunda la hizo detenerse.

—No se pueden arreglar las cosas sin cambiarlas, no en mi familia—masculló, Puppet abrió paso a la luz morada.

Dejándole paso a la soledad, Puppet sin saberlo le había dado las respuestas a Burntrap, aquellas que ansiaba saber.

Sus ojos brillaron en la oscuridad.

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¿Ahora qué hago? » Fan fic Fnaf «Where stories live. Discover now